Prendada

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Luiza

Podía estar un momento tranquila pero a veces sobrepensar me colmaba la paciencia.

Me puse a pensar en que otra forma afectaba a mi relación todo lo que sucedió.

Valentina estaba viendo sus redes sociales y yo quería animarme a preguntarle algo que tenia en mente.

—Crees que afecta en ti que no tengamos nada? —cuestione, ella enarco y yo quería encontrar las palabras correctas para que entienda— ya sabes, hace tiempo que no estamos juntas.

—Por qué preguntas eso? —me miró y me encogí de hombros— no había pensado en eso Luiza, hay cosas más importantes para mi ahora, como que estés bien.

Y aunque ella lo diga no es la manera en la cual yo pienso, abracé una almohada y le miré.

—Es que hay veces, ya sabes —enarco de nuevo— en la cual eso afecta la relación y yo, no lo sé, quería saberlo —continúe, no quería que sea algo que me martirice.

—Mi prioridad es que te sientas cómoda, que puedas ser tú misma, que te alimentes, que mejore tu herida, que te sientas segura fuera y dentro de la habitación y por sobre todo segura de ti misma —contestó, de forma automática un nudo se me formó en la garganta, yo también lo estaba intentando— agradezco que me comuniques lo que te tiene insegura.

Sonreí para disimular las ganas que tenía de llorar, solté la almohada y me acerque a ella, coloque mi cabeza sobre su pecho y rodee con mi brazo su cintura.

Ella comenzó a acariciar mi cabeza y bajaba a mi brazo, yo escuchaba los latidos de su corazón los cuales eran sincrónicos y tranquilos.

Era un sonido que golpeaba suavemente mis tímpanos pero que a la vez me relajaban.

Besó mi cabeza y luego sentí su mentón sobre está, me aferre a ella como si algo que no iba a volver a ver en mi vida.

Conozco a la perfección la paciencia de Valentina y cuan amplia puede llegar a ser, es por eso que no quería sobrepasar sus límites, ella estaba siendo bondadosa al ayudarme, cualquier persona en su lugar podría haberse rendido o simplemente convertir todo eso en enojo para no hablarme de nuevo.

Pero ella estaba aquí, a mi lado, cuidando de mi, atenta, es todo lo que es ella.

Y por un segundo me imagine si hace tres años yo realmente hubiera rechazado estar con ella, simplemente mi recuperación iba a ser tortuosa.

Definitivamente iba a llevar a mi viaje una playera de Valentina porque su olor relajaba cada parte de mi cuerpo, iba a ser una forma de tenerla cerca estando lejos.

Valentina y yo vinimos al centro comercial porque me faltaban algunas cosas para el viaje, quería que tenga todo a mano y no me falte nada allá.

—Tienes el bolso de mano —levanté la bolsa y asentí— el protector solar —asentí, el que tenía en la casa ya había caducado— el repelente —se lo mostré— y... Espera el desinfectante? —busque en la otra bolsa, creo que lo compramos.

—Aquí está —asintió marcando la lista que tenía en la mano.

—Ya está completo —sonrió— ahora solo nos falta comer —asentí.

Ya pedimos algo para comer, faltaba que nos llamen para pasar a buscarlo.

Íbamos a comer aquí y luego teníamos que pasar por su casa a dejar algunas cosas que trajo de la casa de Emilio.

Dos niños estaban corriendo y riendo en el patio de comidas.

—Por qué dejan que sus hijos corran de esa manera en el patio de comidas —habló la señora que se encontraba en la mesa de al lado y Valentina la miró levantando las cejas.

Lover Of Mine |Valu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora