Valentina
Los días se me hacían más difíciles porque nadie me contrataba, sabía que esto era solo y únicamente obra de mi padre.
Fui a las empresas de todos sus conocidos pero todos y absolutamente todos me rechazaron, el quería que vuelva junto a él.
Se imaginaba que iba a dejar a Luiza, iría a pedirle disculpas y todo iba volver a ser como antes pero se equivocaba, lo hacía enormemente.
Estaba decidida a hacer las cosas por mi lado y no dejar que mi padre salga ganando.
Y por último estoy aquí, en el edificio que esta a dos calles de mi antiguo trabajo.
Era la oficina corporativa de Marcel el yerno de Beto Sicupira, mi padre lo odiaba, fueron juntos a la primaria y a la secundaria, pero fue el único que acepto darme una entrevista.
—Estás enorme, la última vez que te vi fue cuando tu padre te llevo a la reunión de ex alumnos —hice una media sonrisa.
—Yo casi no recuerdo nada de ese tiempo —asintió.
—Estabas muy pequeña —tenía mi carpeta en sus manos, estaba esperando a que lo lea— Entonces estás a dos años de terminar la universidad —asentí.
—Adjunté mi ficha de notas por si necesite —le apunte la carpeta, estaba muy nerviosa.
Abrió la carpeta y se puso a leer, me miraba de vez en cuando y seguía viendo.
—Te diré algo —dejó la carpeta a un lado y ya sabia lo que se venía— Se ve que sabes bastante y no solo lo demuestras en el trabajo, porque veo que hacías bastantes cosas en la empresa de tu familia —movía las piernas incesantemente— y eso se ve reflejado en las notas que posees, diría yo que eres la mejor de tu clase o no es así?
—Es así —respondi, solo quería saber si iba a quedarme o no.
—Mmm y por que elegiste este lugar? —cuestionó con curiosidad.
Digo la verdad o la mentira? Me quedé en silencio unos segundos.
—Es una empresa grande, antigua y con buena historia —comenté— Nunca tuvo problemas judiciales y creo que es un honor estar aquí.
—Las empresas de tu familia también son antiguas y creo que un poco más que las nuestras —sonreí.
—Exacto, pero... —quería decir algo coherente— No está mal ser independiente y conseguir cosas por uno mismo —me encogí de hombros.
Me miró durante unos segundos.
—Yo se que tu padre me odia —se levantó de la silla— y ahora me va odiar muchísimo más —me extendió la mano sonriendo— pero no dejaré pasar la oportunidad de tener una buena profesional en mi empresa —sonreí.
—De verdad? —pregunte feliz y asintió, le pase la mano— Muchísimas gracias —agradecí y el hombre sonrió.
—Te doy el día libre pero mañana quiero que estes aquí a las siete, si? —asentí, claro que iba estar es más estaría a las cinco— Quiero presentarte al departamento financiero, vas a estar con ellos.
—Estaré aquí a esa hora —sonreí— Muchas, muchas gracias —agradecí de nuevo— Permiso —me retiré de su despacho.
Si antes mi padre no me hablaba, ahora lo iba hacer menos, pero no me importaba.
Lo conseguí, tenía un trabajo.
—
—Gracias Em —le di un abrazo, vino a dejarme en el apartamento de Luiza.
