Valentina
— Buenos días —Adriana paro el ascensor y subió conmigo.
— Buen día —le regale una sonrisa.
— Hoy te quedaras después del horario de salida? —cuestionó y se abrieron las puertas de nuevo.
— No creo... —contesté apenada caminando a la par suya— Luiza va viajar y quiero aprovechar al máximo estar con ella —asintió.
— Tu novia tiene mucha suerte Valentina —bajó sus cosas en la mesa.
— Las dos —sonreí, yo me sentía muy afortunada de tener a Luiza.
Tenia muchas ganas de adelantar todo el trabajo pero quería aprovechar el tiempo que iba a estar Luiza, puedo ponerme al día en otro momento. Bueno, al día estoy lo que podía era adelantar el trabajo para tener más tiempo de estudio.
Me senté en mi escritorio y encendí la computadora, tenía que abrir los programas para poder utilizarlos, miré el ventanal el cielo se encontraba nublado pero afuera hacia bastante calor.
— Iré por un café, quieres algo? —me preguntó Adriana y negué.
— Gracias, ya desayune —asintió.
— Albuquerque? —me levanté del escritorio— la buscan en el primer piso me informo uno de los guardias y asentí.
Primer piso... que querrán de mi ahí?
Caminé hasta el ascensor y presione el botón con el número 1.
Las puertas se abrieron y la secretaria que estaba ahí me sonrió.
— En la primera puerta —me guió y asentí, parecía estar esperándome.
Golpee dos veces y abrí la puerta.
— Buenos días —me saludo un hombre diría yo de unos treinta años— un placer —me extendió la mano y sonreí un poco avergonzada.
— Igualmente —respondí y sonrió.
— Discúlpame, soy Lucas, el hijo mayor de Marcel —asentí— creo que conociste a Carlos mi hermano menor.
— Estuvo a cargo cuando tu papá estuvo de viaje —respondí.
— Hable con mi padre, tengo una propuesta para ti —me senté para escucharlo— la licenciada Alma hablo muy bien de ti, mi empresa necesita de alguien competente como jefa de finanzas y mi padre pensó en ti.
— Pero yo aún no me recibí —sonreí, no podía tener nada a mi cargo sin mi título.
— Pero lo harás —afirmó y asentí— confío en Alma y en mi padre, es por eso que te llamé, usualmente no vengo a esta empresa porque yo tengo la mía pero mi padre está ocupado y Carlos está de viaje, me toca corroborar que todo esté en orden hasta que ellos regresen, entonces a lo que voy es si estarías dispuesta a trabajar conmigo.
— Me encantaría pero... —no era fácil— primero debería de esperar que tu padre vuelva, fue el quien me contrato y le debo mucho respeto —asintió sonriendo.
— Yo voy a esperar, soy muy paciente —se acercó a la puerta y asentí— Espero verte de nuevo —abrió esta e hizo lugar para que yo pueda pasar.
— Que tenga un buen día, permiso —salí de la oficina y me dirigí de nuevo al ascensor.
Lo tenía que pensar seriamente, no es fácil salir de un trabajo y entrar a otro, tener el mando además conocer de nuevo a personas diferentes y conocer cada punto de ellos.
—
Estaba limpiando mi casa, decidí empezar por arriba y luego ir abajo, había mucho polvo y yo no tenía por el momento nadie quien venga a hacerlo, me tocaba a mi.
