Sostén

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Luiza

Valentina me contó el problema que tuvo con sus padres, no estaban de acuerdo con nuestra relación y ella se rehúsa a darles el gusto.

La pregunta es, a quien molestamos estando juntas?

Le ofrecí quedarse conmigo en el apartamento pero me dijo que no, al principio me moleste e insistí pero ella tiene sus razones.

Estuvo en casa de Emilio estos últimos días en lo que buscaba un trabajo, pensé que iba a quedarse con Igor pero no quería que su hermano tenga problemas con sus padres.

Sigo en desacuerdo de que no esté aquí pero creo que debo darle su espacio y tiempo.

Claro que eso no interfiere para nada en la relación.

—Valentina! —la regañe porque me sopló la harina del panqueque en la cara.

—Mirate —se acercó y dibujo algo en mi cara, levante mi celular y era un corazón pequeño en mi mejilla— hasta con la harina eres hermosa —besó mis labios y luego puso cara de asco, las dos empezamos a reír.

—Deja de hacer costumbre esto de tirarme la harina mi amor —pedí, se volvió algo muy recurrente por parte de Valentina.

Siempre que estamos haciendo algo con la harina me lo sopla en la cara, una vez peleamos porque me lleno el cabello y me toco estar como treinta minutos bajo el secador para no lavarme la cabeza y armar una masa de pizza en ella.

—Mmm —sonrió— lo voy a pensar —me abrazo y tomé el batidor manual para integrar toda la mezcla, su mentón reposaba sobre mi hombro.

—Quieres arándanos? —me giré a verla y besé su frente, ella asintió como una niña pequeña.

No sé en que momento invertimos los roles, es ella quien ahora parece menor.

—Tienes clases mañana en la mañana? —preguntó jugando con sus dedos y negué.

Dos veces al mes de forma aleatoria teníamos clases los domingos pero avisaban dos días antes y como ayer no dijeron nada en clase, asumo que no habrá nada.

—Estaré completamente disponible para ti —levanté ambas cejas.

—Entonces podemos empezar después que termines estos panqueques —ella también empezó a bromear y asentí.

Escuchamos un sonido en la puerta, Andreia subió de la florería, se veía un poco cansada.

—Ya despertaron chicas —sonrió— Creí que seguían durmiendo, no quería hacer mucho ruido.

—No se preocupe —negué— Quiere unos panqueques? —apunté el bowl— Tienen arándanos.

—Uno nada más linda, no quiero molestar —sonreí, nunca molestaba— Y tu niña hermosa? —se acercó y acarició la mejilla de Valentina— que tal te está yendo en la universidad? —preguntó.

—Fenomenal —respondió, y no era mentira, Valentina sigue manteniendo las mejores notas de su clase.

—Espero verlas terminar juntas sus estudios —Valentina se abrazo a la señora Andreia.

—Claro que lo hará —sonreí.

—Baja después tengo algunas que están viejas y pueden interesarte —Valentina asintió, prensaba las flores para la señora Andreia, las encuadraba y las ponía en venta en el local.

Era un ingreso extra que mi novia tenía a través de las cosas que le gusta hacer, recuerdo la primera vez que me enseñó a hacerlo, no le agarre el gusto pero ya se como hacerlo.

Lover Of Mine |Valu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora