Valentina
—Dios, no puede seeeer —me quejé— Papá, por favor no quiero ir a la noche —rogué.
—Eso o te saco el apartamento —dijo y sentí que se me caía el cielo.
—Que cruel eres —dije triste— Saqué las mejores notas este semestre —intenté defender mi posición.
—Estás acostumbrada a ir a la tarde, salir en la noche y tener todo lo que quieres —se metió mi madre y rodé los ojos— Vas a empezar a trabajar con tu padre en la mañana y vas a estudiar en la noche —me amenazó.
—No importa si lo quieres o no —dijo mi padre— Ya hice el cambio hoy en la mañana, así que es mejor que vayas preparando tus cosas para ir a la universidad en la noche.
—Y Ursula ya no vendrá todos los días, solo tres veces a la semana, te ruego que intentes mantener limpia esta casa —habló mi madre.
—Todo esto es por Gabriella, verdad? —me senté indignada en el sofá, lo hacen porque no quiere que esté cerca de ella, puse mis manos sobre mis piernas— João a ti también te van a llevar? —cuestioné y el sonrió.
—A él lo dejo por tu seguridad Valentina, sabes que siempre recibo amenazas —dijo mi padre— Y deja de beber entre semana, por favor —insistió.
—Y como harán para impedir que traiga a Gabriella a la casa? —cuestioné jugando con mis llaves.
—Voy hacer que la saquen de la universidad —contestó mi padre— Deja de comportarte como una adolescente Valentina, tienes veinte años.
—Te aprovechas porque mi tío es el director, eres tan injusto —dije— Y tú que le sigues el juego —me giré a ver a mi madre— Cuando se ha preocupado él por mi? Ni cuando supo lo de Alonso se interesó tanto.
—Cállate Valentina —dijeron los dos al unísono y asentí.
—Está bien —dije— Cierren la puerta cuando salgan de mi casa —apunté la puerta y subí las escaleras.
Mi padre me regalo el apartamento cuando cumplí dieciocho, estaba a mi nombre.
Él es ingeniero y a parte tiene varias empresas, mamá trabaja en un ente estatal y es directora ahí, prácticamente no los veía.
Y sin contar que no estaban juntos, solo se juntaban cuando tenían que reprocharme algo.
—
—Juls mudate conmigo en la noche, por favor —rogué y negó con la cabeza.
—Voy a clases de piano a la mañana, no puedo —dijo y me crucé de brazos— Igor no va a la noche? —cuestionó y asentí.
—Pero el está en otra carrera, va adelantado dos semestres y sabes que no hablamos mucho —contesté.
—Lamentablemente esta vez no puedo ayudarte —contestó y me desanime por completo— Si mi madre me deja, lo haré —dijo y sonreí— Pero no te prometo nada en lo absoluto.
—Yo voy a convencer a mi tía —tomé su mano y sonrió.
—Ya me tengo que ir —dijo mirando su celular— Y tú deberías de entrar a tú clase —me habló.
—Mandale un beso de mi parte a Lala —dije y empezó a reír.
—Lala no quiere verte Valentina —me empujó fuera de la clase— Deja de molestarla, vamos —la busqué con la mirada pero no la vi.
—Al menos acompañame y quédate hasta que llegue la profesora —rogué, suspiró y asintió.
—Por hoy Valentina, por hoy —me amenazó, subí las escaleras y me cruce con Igor.
