Culpa

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Valentina

—Que raro —volví a llamar al número de Luiza pero no contestaba— Crees que llegó muy cansada?

—Vuelve a marcar —habló Emilio y así lo hice, nadie contestaba del otro lado y sentía una agonía en el pecho.

Es algo que yo hacía a menudo, pero no era algo usual en Luiza, eso me mantenía preocupada.

—Esperaré cinco minutos más —él asintió.

—Y si vamos a su apartamento? —cuestionó y me encogí de hombros— va en cinco minutos no lo coge y nos vamos.

Respiré hondo y me senté en el sofá esperando a que Luiza me devuelva la llamada.

No podía estar tranquila, decidí levantarme e ir por un vaso de agua.

No quería alarmar a nadie y además tenía por sentado que a quienes podia llamar ya estaban durmiendo.

Se me cayeron las llaves de los nervios y los volví a recoger para meterlo en el cerrojo de la puerta.

—Tranquila Valen —me ayudo Emilio, eso no era normal en Luiza.

Esperaba que esté durmiendo, iba a parecer una loca demente llegando así pero no tenía que sacarme la duda de la cabeza.

Subí las escaleras, abrí la puerta de su habitación y su cama estaba perfectamente ordenada.

El miedo me invadió por completo y Emilio se quedó parado a mi lado.

—No te dijo que iba a salir con sus compañeros? —preguntó y negué.

—Lo último que me dijo fue que estaba esperando el bus —eso fue a las once— ella dijo que estaba a unos quince minutos, tendría que haber llegado hace más de una hora —miré el reloj y marcaban las una en punto.

—Y si vamos a la parada de bus? —asentí— seguro que se quedó sin bus y sabes que después de las doce vienen cada un millón de años.

Cerré la puerta y seguí a Emilio escaleras abajo, me coloque el casco y el manejo a toda velocidad.

Esa parada ni siquiera estaba a quince minutos de su casa, llegamos y mi peor temor se hizo realidad.

Tenía la leve esperanza de encontrarla sentada ahí, me baje temblando de la motocicleta y Emilio me tomó de las manos.

—Seguro su papá paso por ella —negué con la cabeza, no lo creo, definitivamente no lo creo.

Llamé por teléfono a Igor, fue la primera persona que se me pasó en la cabeza.

Carol estaba abrazada a mis piernas y Milena estaba acariciando mi cabello.

Lloré toda la madrugada y pedí permiso para faltar en el trabajo, no podía pararme en este estado.

—Ya pusimos el rastreador pero el teléfono está apagado, la última frecuencia que recibimos fue a dos calles de la parada, se movió varias veces de lugar es por eso que es imposible buscar en un lugar específico —escuché decir al policía y mi corazón se hundía cada vez más.

Capaz que la asaltaron y corrió, Luiza a veces era muy impulsiva.

No podía emitir una sola opinión acerca de nada, todo lo que sabia se lo dije a los policías.

Estaba sentada en el sofá, cuando escuchaba el sonido de la puerta mi corazón latía con fuerza y la ilusión de verla pasar por ella eran demasiadas.

Lover Of Mine |Valu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora