Congeniar

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Luiza

Desde que me desperté estaba mirando fijamente al techo, Valentina se quedó conmigo en el apartamento.

No iba a permitir que se aleje de mi vida, iba hacer un esfuerzo por tenerla cerca.

Estaba esperando que suene la alarma para tomar mi analgésico ya que el dolor volvía automáticamente cuando faltaba menos de una hora para la toma.

Valentina tenía sus manos bajo su mejilla y respiraba suavemente.

No le quería despertar pero en algún punto iba hacer ruido para tomar los medicamentos que me receto el médico.

Ayer fue un día bastante duro para las dos, lo bueno de todo eso era que las dos teníamos ganas de seguir juntas y más mía de hacer algo al respecto.

La alarma sonó y de la forma más veloz intenté apagar la alarma pero fue tarde porque Valentina pestañeo y abrió sus ojos.

—Tienes que tomar tu analgésico —hablo somnolienta y asentí, se giro y me entrego en la mano la caja que ayer deje en la mesa de luz.

Tenía que arreglar mi desorden, mi habitación estaba un asco.

Me paso la botella de agua que cargue antes de dormir porque también tome en la noche mis otras pastillas.

—Valentina —abrió de nuevo los ojos— voy a preparar algo para desayunar —tomó la almohada y la pegó a su rostro.

—No puedes —apuntó mi mano— quédate aquí —palmeo mi almohada para que vuelva a recostarme— espera, tienes hambre? —cuestionó y negué— por eso, ven aquí —me tomó entre sus brazos y me pego a ella— yo voy a preparar algo después —besó mi frente y cerró los ojos de nuevo.

—Vas a dormir? —levante mi vista para mirarla y sonrió.

—Que sucede? —murmuró y negué con la cabeza.

—Solo quiero saber si vas a dormir —comenté y asintió.

—Cinco minutos más y luego ya voy a despertar —asentí.

Esos cinco minutos fueron horas porque las dos nos quedamos dormidas.

Cuando desperté Valentina ya no estaba en la cama, por un momento pensé que había soñado pero su teléfono estaba sobre la caja de medicamentos.

La puerta que da al pasillo se abrió y sonrió al verme.

—Ya está el desayuno —se dejó caer a mi lado y tomó mi mano con la suya, la miró de los dos lados para ver la venda que adornaba esta— te hice huevo revueltos con un poco de zumo de manzana

—Y tú? —enarque.

—Encontré avena, un poco de leche vegetal, le puse canela y un poco de stevia, se ve delicioso —me acerqué y besé sus labios, ella sonrió e hice lo mismo— cambio de parecer, lo delicioso aquí son tus labios —mordió mi labio inferior y negué con la cabeza.

—Los tuyos —metí mi cabeza en su cuello, inspire profundo y su perfume invadió mis fosas nasales, quería impregnar su perfume por siempre.

—Se va a enfriar tu comida —me encogí de hombros, no quería despegarme de ella, me sentía una niña pequeña que necesitaba con suma urgencia alguien que la cuide y quería que esa persona sea exclusivamente ella— ey! —empecé a reír— tuve que comerme unos cuantos comerciales en youtube para ver la receta completa, vamos —me tomó suavemente de la muñeca.

—Está bien —acepté salir de la cama— pero... —se giro a verme— te vas a quedar hoy? —cuestioné, se acercó a mi y la abracé por la cintura.

Lover Of Mine |Valu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora