Besos Con Sabor Italiano

Capitulo 1

Tiffany Lewis en multimedia

—¡Nada!—Bufo.—Llevo un maldito mes buscando trabajo y ninguna agencia me contrata.—Ruedo los ojos.

—¡Cálmate!! Ya encontrarás algo.—Dice Laura, mi mejor amiga.

—Comienzo a creer que eso no va a pasar, todas las agencias dicen lo mismo, que no pueden por excusas ridículas.—Le doy un trago a mi vodka.

—Bueno igual tampoco es que lo necesites.—La fulmino con la mirada y veo como se lleva a la boca su trago de vodka y se le da un sorbo, el cristal transparente del baso se mancha con el lápiz labial de mi amiga.—No me mires así.—Se queja y Bufa.

—Ya se por donde vas y eso no es una opción.—Acomodo un mechón de mi cabellera rubia detrás de mi oreja.

—Okey, pero deberías de usarla, igual, si tu madre te la dejo fue por algo ¿no?

—Mi madre no me la dejó. Soy la única heredera de la familia Lewis por eso tengo esa herencia pero no me interesa usarla.

—Bien, no sabía que tenía que compadecerte por ser rica.—Dice con una sonrisa en su rostro.

—¡Laura!—Bufee de nuevo.—Ya no hablemos más de eso.

—Tienes razón, suficiente charla por hoy.—Se levanta y me quita mi trago de vodka.

—¡Hey! Eso es mio.—Me quejo.

—Iremos a un lugar donde lo sirven mejores.—Sonríe maliciosamente y ya se lo que me dirá ahora.—Nos vamos a un bar.

—Imagino que no tengo oportunidad de negarme ¿verdad?

—Exacto.—Sigue sonriendo, ruedo los ojos.

...

Después de arreglarnos un taxi nos llevó hasta un bar, aunque aún es temprano, son las diez de la noche. Pero la loca de Laura siempre quiere estar de fiesta.
Bajamos del taxi y después de pagarle caminamos hasta la entrada del lugar donde a cada lado de la puerta hay un guardia, mejor dicho un gorila, si, eso los describe perfecto.

Caminamos para entrar pero nos detienen y nos miran con una ceja arqueada.

—Menores no entran aquí.—Dice uno de los gorilas.

—¿Menores? ¿Qué menores?—Dice Laura con un tono claro de indignación.

—Es mejor que se vallan.—Dice el otro gorila.

Ruedo los ojos y busco en mi cartera de mano mi identificación y se la enseño a los gorilas.

—No somos menores.—Dije con frialdad, ambos miran la identificación determinadamente para luego fijar su mirada en mi, como si estuvieran cerciorandoce de que no fuera falsa.—¿Y bien?

Los gorilas se miran mutuamente antes de responder.

—Puede pasar señorita.—Dije uno de ellos.

—Gracias.—Bufo y camino hasta la entrada, pero detienen a Laura.

—Usted no, solo ella.—Indica uno de ellos.

—¡Ah no!—Dice mi amiga y busca entre sus cosas su identificación y la muestra, ellos hacen lo mismo y después de unos minutos le dan un asentimiento para que entre.—Pondré una queja.—Dice ella con indignación antes de entrar al lugar.

Hay demasiada gente aquí, Laura y yo nos tomamos de las manos para no perdernos mientras intentamos abrirnos paso entre la multitud, la música es buena, debo reconocerlo y la gente baila por todas partes, mientras que las luces parpadean en azul y rojo constantemente, el ambiente es muy candente, algunos bailan y otros tienen sexo, seguimos dando pasos a ciegas hasta que por fin llegamos a la barra.