Capitulo 18

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La puerta de mi habitación se abre de repente sobresaltandome, los brazos de Domenico rodean mi cuerpo rápidamente, correspondo gustosa el abrazo.

—¿Estás bien?—Susurra en mi oído, deposita un beso en mi hombro.—He venido en cuánto me he enterado del tiroteo.

—Estoy bien, no te preocupes.

Me mira sorprendido.

—¿Has matado a alguien?

—Para que quieres que te diga, si ya debes de saberlo.—Ruedo los ojos.

—Quiero escucharte a ti.

—No hay mucho que decir, solo que mate a quien tenía que matar.

—¿Cómo te sientes con eso?

—La verdad...—Suspiro.—Bien, ¿es raro que me sienta normal después de haber matado a una persona?

Una media sonrisa se dibuja en sus labios un momento.

—Si, es normal.—Se pone serio.—No quería que entraras en este mundo.

—Me vas a decir ahora qué eres.

—Soy un mafioso.—Admite.—Me llaman Astaroth, no sólo porque Italia me pertenece, sino porque no tengo consideración con nadie que merezca morir.

—Entiendo. ¿Por qué no me lo habías dicho?

—Bueno, como ya te dije no quería que entraras en este mundo, además es complicado decirle a la mujer que quieres que eres un mafioso asesino.

Por alguna razón que desconozco, mi corazón se acelera ante esa confesión.

¿Me quiere?

¿A caso escuche bien?

—C..Cómo??—Es lo único que logro decir.

Vuelve a sonreír.

—Tiffany, haría lo que fuera por ti, eres la mujer que quiero.

¿QUEEEEEE? Grito mentalmente.

Mi corazón ahora mismo se me quiere salir del pecho.

—Dom...—No se como decirle esto.—No siento lo mismo que tú.—Dije sin más.

—Ufff.—Resolpla sorprendido.—Sin nestecia.—Me da un intento de sonrisa.

—Dom, creo que me has malinterpretado.—Suspiro.—El hecho de que hayamos follado no significa que...

—No es necesario que continúes, entiendo, siento haberme equivocado así.

—No te discul...

Vuelve a interrumpirme.

—Tengo que irme ahora.—Dice con frialdad y sequedad hacia mi.

No me da tiempo decir nada porque se va de la habitación, dejándome nuevamente sola.

Puede que este molesto, pero era necesario dejar las cosas claras.

Entro en la cafetería en la que quede de verme con Noah, busco con la mirada entre los presentes que están sentados, charlando animadamente en busca de mi amiga, no demoro mucho en encontrarla en una mesa lejana para dos cerca de un ventanal de cristal que da la vista al mar.

Cuando se da cuenta de mi presencia rn la distancia, levanta una de sus manos y me saluda con una gran sonrisa. Camino hasta la mesa, Noah en cuanto me ve se levanta de su asiento y no demora en recibirme con un gran y fuerte abrazo.

Ronronea de manera tierna. Sonrío ante su acción, siento mis ojos cristalizarse ligeramente.

—Extrañaba abrazarte.—Me dice.

Besos Con Sabor ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora