Capitulo 30

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Caminamos hasta el salón principal, la luz tenue golpea mis ojos, pero lo ignoro, la gente bailando animadamente, a lo lejos veo a Francesco bailando con su madre, a Nefme  correteando de aquí para allá, y a Fabiana  sentada con mirada de pocos amigos, me da la ligera impresión de que no quisiera estar aquí, o por lo menos eso me parece.

Realmente no presto mucha atención a los detalles, me concentro en intentar averiguar hacia donde me lleva Domenico, no tardo en ver la mesa donde esta el juez que caso a Francesco con Faby. Esta apartado de todo el jaleo de las personas bailando. Sólo observa y escribe quien sabe que en un papel o documento.

Nisiquiera me molesto en preguntar a donde rayos vamos, seguramente ni me va a escuchar con lo alta que esta la música y en el nulo caso de que me escuchara dudo que me lo diga.

Me sigue arrastrando entre la gente hasta llegar frente al juez, el cual deja lo que está haciendo al notar su presencia y nos mira con sorpresa, y no es el único realmente estoy confundida y no entiendo que es lo que hacemos aquí. Domenico se aleja un poco de mi para susurrarle algunas cosas a lo que el juez solo asiente varias veces con la mirada perdida como si estuviera pensando o procesando lo que el italiano le está diciendo, cuando se separa se vuelve hacia mi y me da un beso en la mejilla.

—Espérame aquí, volveré enseguida.—Me dice cerca del oído para poder escuchar, estoy a punto de preguntar pero se ca antes de que lo haga, miró al juez que ahora está nuevamente es rigiendo algo en una hoja la cual tiene un par de cosas escrita pero no puedo saber que dice.

Domenico vuelve unos minutos después con Francesco y Fabiana, cosa que me extraña mucho, los miro fruncido el ceño mientras veo como le entregan sus identificaciones al juez.

Domenico se acerca a mi en el momento en el que le entrega la suya también al juez.

—Necesito tu identificación.—Confundida, se la entrego con el ceño fruncido.

—¿Para qué la necesitas?

—Para nuestra boda.

Esperen

¿Escuché bien?

O es que la bebida y las luces parpadeando de colores diferentes ya me están haciendo daño

Mierda

—¿Q..qué..?—Las palabras se me atoran en la garganta, quiero decir algo pero no puedo, solo Balbuceo inútilmente.

Domenico parece entender mi confusión ya que agarra mis manos y las entrelaza con las suyas, se acerca a mi oído.

—No escuchaste mal piccola, ¿Quieres casarte conmigo?

Parpadeo varias veces aún no me lo creo, intento de ir algo pero solo se me escapa un leve hipo de los labios.

—Qué dices ¿Nos casamos?

Tiffany Bianchi

No suena tan mal...

Sin poder pronunciar palabra aún solo asiento repetidas veces, logrando que una gran y esanchada sonrisa se dibuje en sus perfectos labios.

—¡Casemonos!—Exclamo sin borrar la sonrisa de mis labios, estos consciente de que estoy por cometer la mayor locura de mi vida y quizás mañana me arrepienta o en el mayor de los casos no recuerde ni mierda, pero ahora mismo me vale un carajo todo.

Miramos al juez que llama nuestra atención, por alguna razón el volumen de la música baja lo suficiente para poder escucharnos entre nosotros, miro a mi alrededor y veo como todos se sientan en las mesas por el lugar, charlan entretenidos y animadamente  mientras beben o comen algo.

Besos Con Sabor ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora