Tiffany
Termino de empacar mis cosas, en un par de horas regresaremos a Italia, ya que después del desayuno con la familia de Dom incluyendo mi suegro, le avisaron a Dom que ya encontraron a ese desgraciado.
Maksimun Stevenes.
Ahora si va a pagar por todo lo que me hizo durante tantos años.
¿Podré liberarme?
¿Me sentiré mejor cuando ya este muerto?
Supongo que no lo sabré hasta que ese momento llegue, por el momento solo quiero hacerlo sufrir una mínima parte de lo que yo pase durante toda mi infancia.
Dos toques en la puerta me sacan de mis pensamientos antes de que la misma se abra dejando a mi vista a mi esposo.
—¿Estás lista piccola?
Asiento sin pronunciar palabra, cierro la maleta y la bajo de la cama el la toma por mi con una de sus manos mientras que entrelaza la otra con una de las mías y salimos en cilencio.
Nos despedimos brevemente de todos con la promesa de que volveríamos, y en el camino seguimos sin decir nada, Dom y yo solo compartíamos de vez en cuando leves miradas y sonrisas secas de boca cerrada mientras que su mano no soltó la mía ni un solo momento, el papá de Dom no ha dicho nada tampoco. Los tres estamos hundidos en un cilencio un poco incómodo.
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Suspiro antes de aceptar la mano que mi esposo me ofrece para ayudarme a bajar del auto frente a esas enormes paredes grises, mientras me preparo mentalmente para enfrentarme cara a cara con mi destino.
La mano del que es mi esposo me sostiene y siento un pequeño apretón que me reconforta, ya que me recuerda que está ahí para mí.
La oscuridad y el olor a humedad llega a mis fosas nasales recordándome mi trágica niñez en cuánto entramos a la bodega, siento pasos detrás de nosotros y varios mastodontes custodiando a la persona amarrada en una silla eléctrica junto a una mesa con varios utensilios que necesitare.
Miro el rostro del hombre frente a mí, que a pesar de saber en la situación que está, se permite sonreír de forma burlona, su desnudez me permite ver varios golpes los cuales me revelan lo obvio.
Intentó defenderse y huir como la rata asquerosa que es.
Ah por dios, hasta las ratas son mucho mejor que esta basura de alcantarilla.
Maksimun Stevenes
El hombre que se encargo de arruinarme la vida por el simple hecho de verme sufrir.
Lo exitaba.
La expresión de mi cara cambia a una de odio al mirarlo, sin pensarlo tanto, estampo mi puño contra su cara logrando lo que quería, su sonrisa se borra, y puedo ver como se forma un pequeño moretón en su rostro, miró mis nudillos, los cuales están un poco enrojecidos por el golpe.
—Cariño, yo puedo encargarme.—La voz de mi esposo resuena en mi oído, pero niego a sus palabras.
—De este me encargo yo.—No dudo en decir.
—¡Hey!—Hace que lo mire.—¿Estás segura? Una vez que cruces esa línea, no habrá vuelta atrás.
Sonrío secamente ante su preocupación.
—Estoy segura, ahora no solo tienes esposa.—Aseguro.—Ahora la mafia, tambien tiene su dama.
Una sonrisa se dibuja es su perfecto rostro ante mi confirmación, supongo que no sabía que haría con respecto a eso, después de todo somos marido y mujer.
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Besos Con Sabor Italiano
Подростковая литература*Aún sin corregir* Saga Vida Mafiosa #1 Tiffany Lewis, sinónimo de perversidad disfrazada de inocencia. Es la modelo principal de una se las agencias más prestigiosas, o al menos lo era, hasta que fue despedida sin razones, compensación o esperanzas...