Domenico.
Los minutos se vuelven horas para mi de forma desesperante y abrumante antes de que por fin lleguemos a la bodega abandonada de la que me hablo Klaus, me bajo del auto rápidamente, le doy instrucciones a mis hombres de que revisen el lugar, no sabemos cuentos hombres están con ese hijo de puta, pero si se que no quedará ninguno vivo.
—Rodeen el lugar y disparen a matar, pero a mi esposa ¡Ya!—Ordeno y todos comienzan a moverse rápidamente por todo el terreno.
Saco mi arma y me dispongo a sostenerla en alto mientras me sercioro de que no hay ningún idiota que cometa el estúpido error de intentar detenerme para rescatar a mi mujer y sigo mi camino.
Extrañamente no hay nadie en los alrededores, lo que hace que mis esperanzas se caigan al piso ante la alta posibilidad de que Tiffany no esté aquí.
Me encojo de hombros y suspiro pesado cuando mis hombres se me acercan con la noticia de que no hay nadie en los alrededores efectivamente y al estar todo en silencio no hay posibilidad de que mi mujer esté en este lugar.
Me encojo de hombros, mientras suelto maldiciones bajas, un chillido capta toda mi atención el cuál proviene del interior de la bodega, eso vuelve a llenarme de esperanzas y no demoro mucho en comenzar a dar enormes sancadas hacia la puerta del lugar, varios de mis hombres me siguen mientras los otros corren hacia posibles salidas por ordenes mías oara evitar un posible escape.
Por un lado, ese maldito secuestrador fue inteligente, al no tener custodios ni nadie que esté cuidando las entradas da a entender que el lugar está desolado, pero no contaba con que iba a escuchar ese grito ahogado.
Con cada paso que doy se escuchan más gritos, golpes, Murmuro de un hombre y reconozco a la perfección la voz de mi esposa, eso solo hace que la sangre hirviendo se me suba a la cabeza.
Doy un puertazo en las chillones puertas viejas de cin. No demoro en verla encadenada en una mesa de metal con varias manchas de sangre y un sujeto sobre ella, el cuál me mira con un poco de temor.
El rostro del hombre, se me hace conocido, caigo en cuenta que es el mismo bastardo al que le dispare esa noche que se llevó a la que es mi esposa a un callejón totalmente ebrio dispuesto a propasarse con ella.
Agarro al susodicho del cuello de su camisa y violentamente lo tiro de esa mesa en la que yace mi esposa, temblando y casi desnuda. El hombre cae al suelo me lanzo sobre el y comienzo a golpearlo, hace el intento por golpearme pero en su situación es difícil, la sangre no demora en adornar su asqueroso rostro.
—¡Hijo de puta!—Especto.—Te voy a enseñar a respetar a las mujeres...No debiste meterte con MI MUJER.
Sigo golpeándolo, logrando que escupa sangre, cuándo su rostro está completamente desfigurado le disparo entre sus asquerosas cejas matándolo al instante. Miro al rostro de mi esposa, su respiración errática, solo quiero abrazarla y sacarla de aquí.
Busco las llaves en sus bolsillos cuando las encuentro libero a mi mujer, y la abrazo suavemente para no lastimarla, no se cuantos golpes tenga, pero no quiero hacerle daño, escucho como soyosa en mi cuello, intento calmarla como puedo.
—Shh, ya hermosa, tranquila, todo ha terminado.
Sin separarme de ella me quito mi saco y se lo pongo entre sus hombros cubriendo un poco su desnudez, la tomo entre mis brazos delicadamente, sus ojos enrojecidos se encuentran con los míos y todavía puedo ver el temor en sus ojos desgarrando me el alma.
Su piel está mojada, al igual que su cabello y poca ropa que usa, esta helada y tiembla, tal vez por el frío, quizás por el miedo, o puede que sea por ambas razones.
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Besos Con Sabor Italiano
Teen Fiction*Aún sin corregir* Saga Vida Mafiosa #1 Tiffany Lewis, sinónimo de perversidad disfrazada de inocencia. Es la modelo principal de una se las agencias más prestigiosas, o al menos lo era, hasta que fue despedida sin razones, compensación o esperanzas...