Capitulo 2

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Siento que el agarre de Mortimer hacia mi se suaviza, hasta el punto de que deja de tocarme, me alejo rápidamente de él, veo una expresión de horror en su rostro y como la vida se escapa de su mirada y de su cuerpo, haciendo que este caiga al suelo inmediatamente, quedo en un total shook sin saber que hacer. Mi cuerpo no reacciona, esta solamente ahí, congelado mirando el cuerpo de Mortimer tirado en el suelo que está manchado de su sangre.

Gotas comienzan a caer sobre mi, miró al cielo, esta lloviendo, en pocos segundos lo único que se escucha en el callejón son las gotas de agua callendo una tras otra.
Reacciono por fin, me agacho para tomarle el pulso a Mortimer, aun tiene pulso, pero es débil.

—¡AYUDA!—Grito en un intento inútil de que alguien me escuche.—¿Hay alguien ahí?

En respuesta escucho un segundo disparo, miro a mi alrededor pero solo veo lluvia, el miedo se apodera de mi, haciendo que salga corriendo de ese callejón en cuanto escucho otro disparo, corro tan rapido como los tacones me lo permiten, pero entre la lluvia y la oscuridad se me es imposible ver mucho, la sensación de que alguien me está mirando y el miedo de que pueda ser la próxima a la que le disparen se hace presente, no me daría miedo morir, pero no es la forma que me gustaría...

¿En manos de un desconocido y sin tener la oportunidad de defenderme? ¡Ni hablar, no moriré así!

Choco con algo, creo que con una piedra haciendo que me vire mi pie derecho rompiéndose el tacón y dejándome un fuerte dolor en mi pie, seguro me lo he torcido.

—¡Carajo!—Chilló por el dolor. Me quito ambos tacones salgo cogeando no se a donde.

Después de cogear durante un rato por fin encuentro un taxi y me apresuró a el intentando ignorar el dolor en mi pierna prácticamente corro.

Finalmente abro la puerta trasera del taxi y entró rápidamente.

—¡Buenas noches señorita!—Me dice el taxista.

—¡Buenas noches!—Suelto un suspiro exasperado. Le doy la dirección de mi casa y el taxista arranca.

Me acomodo en el asiento del taxi y pego mi cabeza a la ventanilla, mis ojos se fijan en las gotas de agua que recorren el cristal, ciertamente no quería dejar a Mortimer medio muerto allí, pero no tenía elección. Froto suavemente mi pie intentando aliviar un poco el dolor. Una hora después por fin ya estoy afuera de mi casa, mejor dicho de mi apartamento. Le pago al taxista y suspiro mirando la puerta de entrada, ya ha dejado de llover.

Camino despacio para lastimarme lo menos posible, bueno, en realidad voy cogeando, mientras sostengo en una mano mi cartera de mano y los tacones, con la otra busco las llaves en alguna parte de mi cartera.

Cuando por fin la encuentro abro la puerta y voy directamente a mi cuarto, dejo los tacones en el suelo y la cartera la lanzó a alguna parte de la habitación, voy hasta el baño para darme una ducha fría y refrescante que seguro me relajará.

...

—¿QUEEE?—Esa es la reacción de mi amiga cuando le cuento los sucesos de la noche anterior.—¡Carajo Tiff! Sabía que no debía dejarte sola, siempre acabas metiéndote en líos.

—¿Ah si, yo? Lo dice la que hizo que nos detuvieran por exceso de alcohol e irrespetar a un oficial de la policía.—Niego con la cabeza.

—Eso no fue así, exagerada.—Se hace la digna.—Además tú estabas más ebria que yo esa vez.

—Si, claro, por eso fui yo quien confundió al oficial con un striper y lo dejo en bóxer en la calle a las tres de la madrugada.—Dije sarcástica y me carcajeo al recordar esa noche.

Besos Con Sabor ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora