Capitulo 16

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Estoy por entrar a la ducha cuando el sonido de mi teléfono inunda la habitación, lo veo en la cajita de noche y me acerco a él.

Número desconocido.

Contesto, puede que sea algo importante.

—¿Halo?

Tiffany ¿Eres tú?

—Si, soy yo, ¿quien habla?

Soy yo, Noah, ya no te acuerdas de mi ¿o que?

Una sonrisa sale de mis labios al saber de quien se trata.

—Risitos, que alegría escucharte cariño, como estas.

—Bien gracias a ti. Fui a Estados Unidos a visitarte pero ya no estabas y me preocupe, ¿todo bien?

—Todo está bien Risitos, tranquila, lo que pasa es que me dieron un trabajo aquí en Italia, Laura y yo nos mudamos aquí hace poco más de una semana.

—En serio, me alegra saberlo, mi hermano y yo vivimos en Italia, cuando este allá te aviso para vernos.

—Claro mi niña, me encantaría, hace mucho que no nos vemos y tenemos mucho de lo que hablar.

Tienes razón hermana mayor.—Escucho que se ríe.—Te he extrañado mucho.

—Yo también a ti, nos veremos pronto.

Hablamos un poco más y después colgué y me dirigí a la ducha. Mi sonrisa no se borra, hacia meses no había sabido nada de Noah, aún recuerdo como la conocí...

Camino por la calle cuando veo a dos personas discutir, me acerco y veo que un hombre está agarrando fuertemente del brazo de una niña de al menos 13 años.

—Por favor me estás lastimando.—Grita ella, no dudo en acercarme.

—Hey tú.—Llamo la atención del hombre, me fijo que debe de tener al menos 50 años de edad, es bajito y lo acompaña una barriga de embarazo de al menos 4 meses más o menos.—¿Qué le estás haciendo a la chica abuson?

—¿Quién mierdas eres tú?—Me mira de arriba abajo.—Lárgate y no te metas en asuntos que no te corresponden.

—No me voy a ir.—Me impongo.

El hombre suelta a la niña y ella cae al suelo, se acerca a mi en un débil intento de intimidación.

—Mira muchachita, será mejor que te vallas antes...

No dejo terminar la frase.

—¿Antes de Qué?—Grito.—¿Qué vas a hacerme?—Miro a mi alrededor. La calle está vacía, lo que es raro aquí.

Me coge del brazo con fuerza, pero eso no me detiene, encajo mi tacón en su pie derecho haciendo que me suelte y para asegurarme de que no intente hacer nada más me acerco hasta el.

—Acaso tu mamá no te enseñó...—Encajo mi rodilla en sus bolas con toda mi fuerza, lleva sus manos a esa parte de su cuerpo y cae al piso, rojo como tomate y retorciéndose por el dolor.—Que a las mujeres no se nos maltratan.

Miro a la chica que aún está en el suelo y la ayudo a levantarse, se raspo un poco la mejilla derecha y el brazo por la caída.

Ninguna decimos nada solo la abrazo.

Me seco una lágrima que ha caído ante ese recuerdo de hace dos años. Desde entonces la cuide y ayude, a ese maldito lo metimos preso y busque a su hermano, hace meses que nos despedimos y ella se fue a vivir con el, solo espero que haya estado bien. Noah se convirtió en mi hermanita pequeña, esa niña que quería proteger a toda costa.

Besos Con Sabor ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora