Extra 1

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Me agacho como puedo sentandome suavemente al lado de la lápida frente a mí, acaricio el enorme bulto de mi barriga, con una sonrisa miro el nombre tallado.

Noah Suang.

—Hace tiempo no venia a visitarte y me disculpo por eso, ha sido difícil procesar que ya no estás conmigo, perdona también por no haber cumplido tu última voluntad y haberte enterrado aquí, la razón es tu hermano, tardamos mucho en encontrarlo para contarle y al hacerlo nos pidió que te sepultaramos aquí.—Suspiro y me mantengo en silencio unos segundos.—Este tercer embarazo ha sido toda una locura, no tengo dudas de que esta bebé será la más revolucionada de todas. Noah, tú sobrina, crece cada día, se la pasa discutiendo con Delenis, que según ella puede comer más dulces por ser la mayor.—Niego, los ojos se me cristalizan.—La vida de casada ha sido una locura, pero una maravillosa, Domanico me complace en todo momento, no puedo negar que hemos tenido nuestras altas y bajas, pero siempre logramos terminar el dis teniendo sexo salvaje en algún lugar de la casa o un restaurante después de haber resolvido el problema que tengamos.

Dejo el arreglo de flores sobre la lápida y me quedo acariciando la misma.

—Tengo que irme ahora, se acerca la hora de mi cita con la ginecóloga y mi esposo está demaciado inquieto, por suerte los síntomas de este embarazo le pegaron a él y no a mi, asique ya puedes imagínate como está, Síndrome de couvade lo tiene muy sensible y dramático.—Niego sonriendo.—Aunque ya se lo merecía, ya estuve sufriendo nauseas y de todo, los dos primeros embarazos. Prometo venir más seguido hermanita.—Sonrío.—Te amo.

El viento sopla y me hace sentir como si esa fuera su respuesta, miró una última vez la lápida antes de darme la vuelta y caminar hacia el auto que me espera con Tokio, la que actualmente es la esposa de Klaus y mi guardaespaldas personal, es buena chica y no me guarda recor ni nada por hacerme follado a Klaus en el pasado y eso me alegra.

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Los bracitos pequeños de mis dos hijas me reciben al llegar a la casa.

—¡Mami!—Dice Noah entre mis piernas.

—Te extrañe mucho mami.—Esa es Delenis.

—Y yo a ustedes mis amores.—Sonrío.

La sombra de mi esposo aparece ante mis ojos con el ceño un poco fruncido.

—¡Al fin llegas piccola!—Dice, se me acerca y besa mis labios con suavidad.—Ya me estaba preocupado.

—Relájate Dio greco que ya estoy aquí. ¿Hicieron muchas travesuras mientras no estuve?—Señalo a las niñas y me preparo mentalmente para una bomba atómica de travesuras que hicieron en menos de cinco minutos.

—Solo rompieron el jarrón que nos regalo Laura y rallaron el Lamborgini de Carlo.

Niego repetidas veces.

—¡Niñas!—Las miro serias.—Eso no se puede hacer.

—¡Lo sentimos mami!—Ponen esos ojitos tiernos que a nadie se les resistirian excepto a mi.

—A su cuarto.—Ordeno.—Y no quiero una queja más o se quedarán sin postre el resto de la semana.

Las escucho resoplar mientras se van pero ignoro ese hecho, me concentro en el hombre frente a mí que ha sido mi compañero de vida por casi diez años.

—No se como puedes resistirte a sus manipulaciones.—Se me acerca, me abraza por la cintura, pongo mis manos en sus fornidos brazos.

—Tal vez porque no soy tan blanda con ellas como cierto padre por ahí.—Sonrío.—Te manipulan demaciado fácil.

Besos Con Sabor ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora