Capitulo 22

6.9K 231 24
                                    

Después de darme un baño que francamente necesitaba fui a ver a Laura. No demoren mucho en llegar a su habitación puesto que queda cerca de la mía. No me molesto en tocar la puerta y abruptamente abro que para mi sorpresa, mi amiga esta en el suelo, llorando desconsolada, pero eso no es lo que más me sorprende, sino el hombre de ojos azul cielo a su lado, el cual la abraza tratando de calmarla.

Justo como Domenico estaba conmigo.

Garraspeo mi garganta a propósito para que noten mi presencia, el hombre de ojos azul cielo se levanta y ayuda a levantar a mi amiga.

—¡Tiffany!

—¡Laura!!

Sin dudarlo corro a sus brazos y ambas nos inundamos en un llanto nuevamente.

No se cuanto tiempo estuvimos tendidas en el suelo llorando, abrazadas. Hasta que por fin nos calmamos.

—Ella no lo merecía.—Inquiere Laura entre soyosos.—No merecía ese final.

—Lo sé, lo sé.

—Pero esto no se va a quedar así.

Dejamos de abrazarnos y miro a Laura asintiendo con la cabeza, sabiendo perfectamente a que se refiere.

—Ellos van a pagar. Nadie burla nuestra hermandad y queda impune.—Digo yo esta vez.

Nos secamos las lágrimas y nos tomamos de las manos para levantarnos.

Me doy cuenta de que el hombre que estaba aquí cuando entré, ya no esta, no dudo en preguntar, la curiosidad me gana.

—¿Quién era el hombre que estaba aquí cuándo entré?

Una fina línea se forma en los labios de Lau, como si se devatiera en sí decirme o no por unos segundos antes de responder.

—Mi esposo Tiff.

Quedo—Literalmente—en shook ante sus palabras, parpadeo un par de veces por la sorpresa mientras intento procesar la nueva información.

—¿WTF???—Es lo único que logra salir de mi boca.—Wao.—Silvo impresionada.—eso no me lo esperaba.

—Bueno, no tengo mucho que decir, volver a verlo ha sido muy...—Se queda en cilencio un momento, como buscando las palabras correctas para hablar.—No si como llamarlo, francamente pensé que jamás lo volvería a ver, nisiquiera nos vimos cuando presente la demanda de divorcio la cual se negó a firmar y por la cual seguimos legalmente casados.—Se encoje de hombros.—No estaba de humor para llevar esto a tribunales. La verdad fueron momentos duros.

—Lo sé amiga.—Entrecierro los ojos mirando fijamente los suyos.—Aún no lo sabe ¿cierto?

Niega rápidamente.

—No, no es un tema fácil de hablar, después de tanto tiempo, no se como se valla lo valla a tomar.—Suspira.—Cuando sepa el verdadero motivo por el cual lo abandone y me fui de Rusia, va a hacer arder el mismísimo infierno. Sabes que lo menos que quería es que hubiera más guerra y más sangre de la que ya había, mi forma de pensar en ese momento es diferente a la que tengo ahora.

—Lo sé cariño. Bueno ¿nos vamos?

—¿A dónde?—Inquiere curiosa.

Le doy una seca sonrisa.

—A hacer que esta mierda arda.

Una seca sonrisa igual que la mía se forma en los labios de Laura.

—¡Vamos!!

Salimos de la habitación a paso apresurado mientras que ambas acomodamos nuestras armas—si, son nuestras.—detrás de nuestros pantalones.

La mía es la que tengo desde la primera vez que mate a alguien, últimamente no la suelto. La de Laura, no se de dónde la saco, pero llevo tiempo viéndola.

Besos Con Sabor ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora