ꕥ Irina y Carlo ꕥ

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Carlo Biagio

Hago una mueca de dolor cuando me lastimo la herida al intentar sentarme en la cama.

Odio los hospitales.

Dos toques en la puerta me llaman la atención, estoy a punto de dar el pase pero no me da tiempo, ya que esta se abre dejando ver a mis amigos Tiffany y Domenico con cara de funeral, seguidos por el señor Marco.

—¿Estás bien?—Es lo primero que me dice Marco.

—Si, no fue nada.

—Ya sabía yo.—Especta la rubia al lado de Domenico.—Supuse que no te morirías, eres demaciado fastidioso para dejarnos el camino libre de tus idioteces tan fácil mente.

—Jaja, creo que era más fácil que dijera que se preocupo por mi su majestad Astartea.—Dramatizo.

—Ves, no tiene nada el muy cabron.

—Estas hecha un asco jefecita.—Señalo todo tu rostro y ropa llenos de sangre.—¿Que paso? Te bañaste con pintura roja en vez de agua o que.

—Ja ja, que gracioso.

—No la molestes.—Habla Marco.—Mi nuera puede llegar a ser muy peligrosa si se lo propone.

Veo como mi cuñada se enrojece ligeramente ante las palabras de su suegro, no puedo evitar reírme.

—¿Sabes quién te hizo esto? —Habla esta vez Domenico.

—No exactamente, pero me dejaron un mensaje para ambos.—Señalo a Tiffany y Domenico.—Domenico, esto no ha terminado y vas a pagar lo que has hecho con tu querida esposa.—Miro a Tiff.—Tiffany, cuídate de la oscuridad que tanto te asusta, y de los callejones también, nunca sabes cuando los muertos pueden salir de sus tumbas.

—No puede ser.—Escucho el susurro de Tiffany.

—¿Sabes quién te envio el mensaje?—Inquiero.

—Esas palabras solo las pudo decir una persona pero se supone que esta muerta.—Suspira.—¿Y tú Dom, sabes quien te envió el mensaje?

Domenico y yo compartimos miradas un momento, y eso solo afirma mis sospechas de quien fue.

—Loona Branwell mi ex.—Dice él.

—¿Cómo que tu...

—Esuna larga historia, hablaremos después sobre esto.—Ella asiente.

La puerta se abre abruptamente sobresaltandonos a todos, entra casi corriendo Irina.

Mi esposa.

Si puede que les sorprenda, pero si, ella es mi esposa, desde hace mucho tiempo, llevamos un par de años sin vernos, pero nunca fui capaz de aceptar su demanda de divorcio y ahora que por fin nos reencontramos solo quiero pasar el resto de mi vida follandola.

—Bombón, ¿estás bien?—Dice.—Temí por ti, estaba en el aeropuerto cuando lo supe y vine para aca.

—Estoy bien, chula, no te preocupes.—Sonrío.—Asique viniste a Italia por mi.

—No.—Dice de inmediato.—Emm, Fabiana me pidió que viniera a arreglar unos tramites.

—Aja, claro.—Ironizo.—Tiff, creo que ya conoces a mi esposa Irina.

—Si ya la...—Se calla al darse cuenta de mis palabras.—Espera ¿Tu esposa?—Asiento.—Eres un maldito cabron estás casado antes que yo.—Niega divertida.—Y soy la última en enterarme.

—Bueno cuñadita, no te pongas así, mira que tu tampoco me dijiste de tu boda, pero si tienes suerte y estoy de buenas,.tal vez te invite a la renovación de nuestros votos matrimoniales cuando me de una oportunidad.

Besos Con Sabor ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora