Capítulo 41

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-¿Segura que tienes que ir?.

-Si Eros, ya te lo he dicho como un millón de veces.

-No es justo, quiero que estés aquí conmigo-se queja como si un niño fuese.

Termino de arreglarme la peluca para ir con el. Voy a la cama donde alguien se ha apoderado de ella.

-Volveré pronto-se acerca a mi, quedamos frente a frente. El con ganas de seguir fastidiando porque me quedé. Yo para decirle que estaré en pocos días.

Creo

-Dame una cifra.

Suspiro con fastidio

-Deje de suspirar así-me reclama y lo miro mal-Deje de mirarme así, antes de que la amarre en la cama y no la deje ir.

-Uno, yo suspiro como me da la gana. Dos, no me vas a amarrar y tres, deja de hacer berrinches que no me gustan.

Me jala a el para colocarme debajo. Su mano viaja por mi piernas, sus besos no faltan, me dejo llevar del momento. El último que tengo con el antes de irme y no saber cuando volver.

-Prometo volver-siseo entre besos.

-Más le vale, de lo contrario te buscaré hasta por debajo de las piedras-responde el-Y te castigaré el doble.

Río para tumbarlo a la cama, me siento a horcadas sobre el. Detalla mi rostro como si fuera la primera vez. Mi atuendo, mi cuerpo. Toma mis caderas y sube a mi cintura.

-¿Enserio debes irte?-Dios, juro que si me vuelve a preguntar, paso a viuda.

-Si, nos vemos-le di un último beso para irme.

Entrelaza nuestras manos y se levanta de la cama. Me suplica con su mirada que me quede. Y por más que anhelo quedarme. Tengo una responsabilidad que atender.

-Permitame escoltarla hasta la camioneta, psique-sus pies se mueven y los míos igual.

Caminamos por la casa. Detallar los colores, los cuadros, la arquitectura de ella. Era muy hermosa. Creo que nunca la había detallado, y si lo hice...No fue como esta vez. Llegamos al patio donde los escoltas esperaban. Karl parece el gato de Alicia con esa sonrisa que lleva en su rostro.

-¡Atención!-grita mi esposo-Les entrego a mi mujer, sana y salva. Y así quiero que me la entreguen-mira al personal con una mirada fulminante-Si tan solo le encuentro un hematoma, o un rasguños. Los voy a torturar hasta que me pidan que los mate.

Si, ese es mi esposo

-Ven acá loco-junto sus labios con los míos divertida. Eros responde con una mordida en mi labio inferior, el cual me hace estremecer.

¿Y si mejor me quedo?

Quisieras pero no

Me alejo poco a poco para ir a la camioneta. Karl abre mi puerta y me ayuda a subir. Cierra la puerta y observo a un chico con ojos abatidos. Mi chófer enciende la camioneta y acelera. La figura de mi marido pasa a ser el paisaje de los árboles que rodean la propiedad.

-Tenga paciencia ama, ya pronto estarán juntos otra vez-me mira por el espejo.

Sonrio leve

-Me puedes explicar ¿porque tan sonriente hace un momento?.

Vuelve a sonreír

-Me alegra que ya no se maten entre ustedes-pronuncia-Sino que se aman, a su modo. Pero se quieren, se preocupan por el otro.

¿Amar? Después de meses, no me he detenido a pensar si amo a Eros o no. Dudo que pueda, como dijo el. Apenas estamos llevándonos bien.

Minutos después llegamos al aeropuerto donde mi chófer me despide para ir a mi....Bueno, a uno de tantos destinos. Mi escolta no lo volví a ver desde el día que Eros lo amenazo. Si, lo sé. Eros no habla con nadie que no seamos Beatriz, karl, su familia y yo.

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora