capítulo 31

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El ser humano puede ser capaz de tener un corazón elástico aún después de ser fracturado.

Como una banda elástica, que por mucho que estires y se rompa. Podemos volver a armarlo. Estaremos destrozados pero eso no será motivo para caer en la derrota.

Al levantarme, mi cuerpo estaba completamente débil. No podía mover mis manos sin que cayeran. Tras estos días sin alimentarme bien, sin dormir las horas que he descansado, ha pasado su factura. Miro la cobija que me cubre. Las ventanas cubiertas por la tela oscura, evitando que los rayos del sol entrasen. Una cama enorme y muy cómoda debajo de mi. Mi mente máquina hasta concluir que no estoy en mi habitación. Mucho menos en el lado de la casa donde me encontraba aislada de todos.

Mi estómago ruge con agresión. Me levanto como puedo, al tocar el suelo el vértigo me invade. Tomo mi cabeza con una mano y cierro los ojos, en un intento de calmarme. Cuando logro el objetivo, decidida voy a la cocina. Después iré a hacer mis necesidades.

En estos momentos solo quiero comida

No me interesa llevar solo una camiseta que cubre hasta la mitad de mis muslos. Los escoltas me miran pero no les hago caso. Solo quiero llegar a mí destino. Camino y camino, llego a la gran cocina. Corro hasta la nevera para comerme lo primero que encuentre. Abro el refrigerador y tomo una manzana, dándole varios mordiscos. Saboreo el dulce sabor de esta por minutos que parecen una eternidad.

—Ama....

Giro para encontrarme con una Beatriz quien me mira con asombro.

—Beatriz....Necesito que mantengas a la ama....

Karl se calló de golpe al verme en el mismo lugar que Beatriz.

—¿Qué sucede conmigo?

Este solo mira el suelo para comenzar a hablar.

—Lamento mi comportamiento, creí que estaba dormida—habla sin mirarme.

Sonrio leve

Karl es muy educado

—No, debo seguir buscando a mi hermana—digo para ir por una taza y servirme cereal.

Ambos se miran y luego Beatriz dirige su mirada hacia mi.

—Porque mejor no se va a duchar primero—suelta—no porque huela mal, sino que no lo ha hecho desde el día de ayer.

Eso es cierto

He olvidado hasta de respirar

Pero como hacerlo cuando me encuentro en un limbo...

—Si...Iré a ducharme...Karl necesito que me hagas un favor—pedí mientras me servía.

—A sus ordenes, ama ¿Qué necesita?—respondió sin mirar aún.

—Manda a sacar la camioneta...Voy a salir

Este solo se tenso en su lugar

—Con todo respeto, no la voy a dejar salir—dice firme—Son órdenes del amo Vasileiou.

Ordenes...

Estoy harta de las órdenes

—Pues, dígale al inútil de su amo, que yo hago lo que me plazca....Que si cree que me voy a quedar aquí de brazos cruzados, esta equivocado...Así que o alistan la camioneta, o yo misma salgo por esa puerta. Me importa una mierda si me voy a pie.

¿Quién se cree Eros para decidir por mi?

Tenerme en esta casa no va a servir de nada

—Es por su seguridad—defiende este—El amo solo quiere que usted, al igual que el resto de su familia estén a salvo.

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora