Capítulo 81

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El llanto del cielo es una señal más de lo que está por suceder. El Kremlim ha quedado destruido por las explosiones, Maxim ha huido. Nadamos a los escombros para ver como los helicópteros llegan. Bajan las escaleras de apoyo. Lorenzo corre hasta mí preocupado.

-Esto es un desastre -musita con su mejilla rasguñada-. Estoy bien -sonríe leve.

-Eros se encuentra en la catedral de basilio -comento, los hombres que han quedado vivos suben a los helicópteros.

-Ir por aire es un riesgo, al igual que ir por tierra -agrega Giyu quién se ha posicionado a nuestro lado-. Es una misión suicida.

Estamos jodidos

Nos han bloqueado las rutas. Por tierra esta la masacre, por aire. Fácilmente nos derribarían. Mi mente máquina tan rápido que no logro entender muy bien la locura que estoy por cometer. Maxim dijo que me ha querido a mi. Al igual que al agente, vamos a darle lo que quiere.

-Dame tu bengala -le digo a Lorenzo quien sólo frunce el ceño.

-Me estas asustando.

Se la quito y salto por los escombros hasta llegar al otro lado donde los Rusos se encontraban. El viento desvía las gotas a toda dirección. Elevo mi mano para evitar la luz en mi rostro. Se van de la ubicación para ir a la nueva coordenada.

-¡Shein! ¡¿Que demonios estas haciendo?! -exclama Giyu.

-¡Distracción! -grito desde mi lugar-.¡ Nos vemos en la catedral!.

Giro para comenzar a correr con todas mis fuerzas por las calles desarmadas. Calles de sangre y cenizas. Me queda al menos una arma. Veinticinco balas. Una bengala. Y mi fe al cien por ciento para que esta mierda funcione. Mis pies duelen al igual que mis músculos. Están tensos. La lluvia se hace fuerte cada segundo que pasa. Evitando poder mirar al enemigo. Unos disparos llaman mi atención, me quedo quieta en medio de la calle, rodeada de varios edificios. Intento visualizar algún movimiento pero no logro nada.

De repente. Una explosión hace que la electricidad se valla del lugar. El negro se mezcla con el naranja del humo. Los jets atacan desde los aires, mientras que nosotros desde el suelo. Avanzo para tratar de encontrar un medio de transporte. Escucho alguien correr tras de mí. Estiro mi pierna izquierda hacia detrás. Giro mi tronco para golpear su costilla con la derecha. El sujeto es un japonés. Un enemigo. Gruñe y viene hasta mi. Lanzo un golpe para recibir uno con la cacha de la pistola. Me posiciono para sujetar la punta y jalar hasta mi. Me lanzo de espaldas al suelo lleno de charcos y atrayendolo hacia delante. Con mis pies flexiono su estómago y empujo con mis fuerzas. Al caer doy vuelta para desarmar mi vaina del muslo y disparar dos veces a la cabeza.

Veintitrés

Me levanto para seguir corriendo bajo la tormenta. Las detonaciones continúan. Los disparos son los relámpagos que no se manifestaron la noche de hoy. Logro visualizar una motocicleta y voy hasta ella. Siendo herida por una bala que roza mi costilla. Subo y enciendo como puedo. Acelero para alejarme del lugar. Esto es una maldita cacería. El juego del gato y el ratón más peligroso del mundo. Mis antiguas misiones no eran tan difíciles. Será esta la primera, y la última.

Me dirijo al centro, donde la verdadera masacre se encontraba. Seguro moriría haciendo esto. De algún modo he estado relacionada con la muerte, incluso la vi dos veces. Dudo que quiera una tercera. Al menos, no por ahora. La sangre de mi traje se limpia por la lluvia, al ver las balas, tomo la bengala para encenderla. Su brillo ilumina el camino. Cegandome. El rojo es la única iluminación que logra dar vida a la ciudad. Respiro profundo para seguir. Acelero y es aquí donde entro al campo de tiro.

-¡¿Quieren mi cabeza?! -bramo iracunda-. ¡Vengan por ella, hijos de puta!.

Giro la motocicleta para disparar, dándole a cinco de los mercenarios.

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora