Capítulo 40

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De todas las personas, nunca me imagine entregarme a la que más odiaba. A la persona más perversa e egocéntrica que he conocido.

A veces el destino y la vida juegan de una manera extraña. Es como las estaciones, cada una es diferente, tiene una función diferente. Son etapas, al igual que nuestro estado, tanto físico como mental.

Abro mis ojos con pereza y veo un brazo rodearme la cintura. Veo la alianza dorada que decora la mano de mi esposo. Quien descansa profundamente. Sonrio leve e intento levantarme para ir al baño. Quito su brazo con cuidado, pero solo hace que se aferre más a mi. Me doy vuelta para mirar al rubio quien duerme tranquilo. Sus párpados cerrados, sus pestañas largas. Cayendo en cuenta tiene mejores pestañas que las mías, sus mejillas rosadas por el frío. Su nariz definida y perfecta. Y esos labios carnosos, esos que me desesperan, alteran cada vez que se unen con los míos.

—Te voy a demandar por acosadora—la voz ronca de mi esposo afecta mi sistema.

—Y yo a ti por secuestro—respondo y ríe leve.

Sus párpados se abren con pereza dejándome ver un par de iris verdes claros, mezclados con un toque de gris. Tienen un brillo cálido, admirativo, tierno. Me recorren y se detienen en mis labios.

—Al parecer alguien amaneció de buen humor—dice para pasar mi cabello detrás de mi oreja.

De buen humor

—Y alguien muy cariñoso, por lo que veo—sonrio.

—¿Te molesta?—cuestiona para rozar nuestras narices.

¿Molestarme? Solo se me hace extraño

—Para nada, solo es algo inusual, y más en nosotros—mis dedos viajan por su brazo hasta detenerse en su mejilla.

—Mi Diosa, se que somos una pareja extraña—besa mi mejilla—Y aún así, seguimos juntos...Aunque sea por nuestras familias, yo lo veo de otra manera.

¿A que se refiere?

—¿Cómo lo vez?

—Cómo dos esencias que estaban destinadas a ser una, dos esencias que separaron porque una pertenece al cielo mientras que la otra al infierno—besa mis labios y mi cuerpo se estremece.

Sus dedos se enredan en mi cabello con ternura. Las personalidades de Eros son un enigma. Abandona mis labios para depositar varios besos en mi rostro haciéndome reír.

—Adoro tu risa—confiesa, y mis mejillas arden.

—¡Es horrible!

—Entonces es la risa más horrible hermosa que existe—de donde saca estas ocurrencias este ser.

El no es normal

—Sin duda eres un imbécil—río.

—Tu imbécil

Nos miramos un segundo, y solo eso basta. El silencio que nos cubre es de esos, que demuestran más de lo que a veces, las palabras no pueden expresar. Es un silencio armonioso. Un silencio cómodo.

—¿Será que mi imbécil me suelta para ir al baño?

—No

—Eros...me urge ir al baño

Bufa de mala gana quitando sus brazos.

—No te enojes, tengo necesidades que atender—le digo para darme vuelta y levantarme.

Un dolor se clava en la parte baja de mi cuerpo. Mis piernas me duelen. Veo mi reflejo en el espejo y....

¡¿Que diablos?!

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora