1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]

3-Recuerdo

-La Fuerza Élite Especial Contra El Narcotrafico fue fundada por mi tatarabuelo, quien nos heredó ambos patrimonios a su generación. Con el fin de ser los únicos con el poder para ser los mejores -relata el señor Bruno-. Esta bajo mi cargo. Soy el mayor de la organización, todo fluye con mis reglas. Por eso es sencillo mentirle al mundo. Le hacemos creer que somos los buenos, cuando en realidad no es más que una faceta para nuestro beneficio.

Impacto

Lo que se supone que es una organización contra mafioso, no es más que una organización dirigida y creada por ellos.

-A ver si entendí -niego sentada en la silla-. Me están diciendo que ¿ustedes son mafiosos y que han creado una organización especial élite, con el fin de ser los únicos con el poder?.

Ambos señores me observan. Uno con una mirada cálida mientras que el de los ojos azules me fulmina.

Cuando acepte la ayuda creí que sería, no se...

¿Limpiar casas?

No ser un títere que no sólo deberá trabajar en el mundo del narcotrafico. Sino que también deberé entrenar para ser un agente encubierto.

-Correcto, principessa -responde el señor de acento italiano-. ¿No te molesta que te diga así?.

Y perder la vida por decir una palabra

Paso

-Para nada -musito bajo.

-De acuerdo principessa. Ya que te hemos contado nuestro mayor secreto...Deberás demostrarnos que eres confiable.

Pestañeo varias veces

-Esto es una mala idea Bruno. Lo sabes muy bien.

Su socio por otro lado, no le agrada para nada esto. Está de brazos cruzados con su espalda pegada al espaldar de la silla. Su expresión es fría. Dura. Su mirada conecta con la mía y me veo obligada a bajar la mirada.

-Le doy al menos dos semanas -suelta sin anestesia.

Mi estómago se revuelve y las preguntas bombardean mi mente como un campo de minas.

¿Si muero que sucederá luego? ¿Mi familia también morirá? ¿Seré buena en esto?

Demonios...

Estoy acabada

-Que poca fe me tienes, Argent -comenta con burla el señor de cabello marrón.

-Digo la verdad -se encoje de hombros.

-Entonces -paso grueso-. ¿Qué debo hacer?.

La sonrisa del señor Toriccelli me da escalofríos. El brillo en su mirada es algo indescifrable. Es un brillo que no puedes lograr entender. Se levanta para venir hasta mi, rodeando el escritorio hasta detenerse junto a mi.

-Levántese, señorita Hernández -ordena y hago caso.

-¿Porqué acepto trabajar para un desconocido? ¿Acaso su madre no le enseñó sobre los extraños?.

-Si me enseñó pero -suspiro-. Cuando vives en el suelo. Es difícil levantarse por el peso que la vida coloca sobre nuestros hombros.

Sonríe de lado, haciendo que sea atractivo. Más de lo que es.

-La vida da muchos golpes principessa -comenta con la misma expresión-. Depende de cada uno si queremos seguir tirados o levantarnos a luchar.

Eso es cierto

-Acepte porque era la única manera de darle una mejor vida a mi familia.

-¿Siendo usted quien pague el precio?.