1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]

Capítulo 89

Bajo ataque...

Los tres nos miramos fijamente sin saber que hacer o a donde huir. Tantos enemigos que Dominik puede tener. Tantos mercenarios, sicarios, mafiosos, asesinos que pueden estar tras su cabeza.

Y de manera automática

Una explosión nos hace reaccionar

Me alejo de ahí para ir a la cocina por uno de los cuchillos que el tiene ahí. Intenta tomarme por el brazo y el objeto se mueve por el aire sin control por mis movimientos.

-¡Aléjate o te corto la horrible cara que tienes! -le amenazo para irme alejando.

-¡Vienes conmigo!.

Su hombre me toma por detrás con fuerza. Dominik se acerca a mi para desarmarme. Con mi pie, pateo su estómago y corto el brazo de mi prisionero. Grita y se lo clavo en la pierna, paso por un lado del cuerpo del doctor que cuidó de mi este mes. Quién estuvo al pendiente de mis heridas y maltratos.

La sangre se ha extendido por todo el suelo. Sigo con el cuchillo empuñado en busca de una salida. Escucho unos pasos acercarse a mi.

-¡Sklave!.

Respira Shein, respira

Doblo en un pasillo para tratar de irme a otra habitación. Donde hay unas cinco puertas cerradas. Dudo en avanzar y otra detonación sacude el suelo.

Las bombas que deben usar son enormes. Al menos disparadas de jets debido a los alcances que tienen las ondas.

Los dolores cada vez son más frecuentes. Me doblo para intentar retomar el aliento pero los pasos de mi cazador están más cerca. Entro a una habitación oscura y me quedo quieta en un rincón. Su figura, logro visualizarla como pasa por debajo de la puerta.

Me mantengo inmóvil en mi lugar. Tratando de que sirva para que no me encuentre. Una puerta siendo pateada es lo siguiente que escucho al otro lado del pasillo.

-Sklave....¿Dónde estas?.

Su voz me eriza la piel. El terror se adueña de mis sentidos. Las contracciones vuelven, llevo mi mano a mi boca. Ahogando el gemido de dolor.

Pequeños este no es el momento

Segunda puerta tumbada, los gritos desesperados de Dominik me hacen llorar. Debo salir de esta habitación, no me quedan más alternativas. Al escuchar la tercera puerta, abro para salir de aquí. Está destrozando todo en la última habitación. Salgo en puntillas con el arma aun en mano. Los ruidos se detienen y doy prisa.

La detonación cae cerca de la propiedad y me caigo de rodillas al suelo. Gruño leve al sentir el choque entre mis huesos y el suelo.

-¡Aquí estas!.

Sale de la habitación para venir hacia mí echo una bestia. Me giro para retroceder desde el piso. Me sujeta de un tobillo para tirarme de el. La uñas me arden por clavarlas en la madera.

-¡Ayuda! -chillo con la esperanza de que un salvador venga por mi.

-¡Nadie va a ayudarte!.

Me arrebata el cuchillo para levantarlo e intenta clavarlo en mi cabeza. Cruzo mis brazos sobre mi rostro, cubriéndome para evitar ser asesinada por el filo de una cuchilla en mi cráneo.

-¡Perra infeliz! -ejerce más fuerza.

Gruño para buscar fuerza y hacerlo a un lado. Pierde el equilibrio cuando logro mi objetivo y me levanto tan rápido como la barriga me lo permite. Tomo el arma para clavarla en su pierna.