Capítulo 74

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Eros

Llevaba al menos dos botellas vacías. El verla de nuevo me removió todo lo que he tratado de contener hacia ella.

Estamos cerca de las fiestas navideñas. Fiestas que no quiero celebrar. Ya no tiene sentido hacerlo.

No sin ella

Maldita la hora en la que me enamoré. En la hora que decidí dejarla entrar a mi corazón. La casa está más fría que antes. Es como si ella fuera la vida de este lugar. Al igual que de mi corazón.

Verla tan cambiada. El cómo está decidida a olvidar. A olvidarnos. Olvidar nuestro amor. No lo acepto.

Pero también me da rabia el saber que todo este tiempo me ha estado mintiendo. Justo como yo lo hice. Supongo que a esto se refería Bruno en cuanto los secretos que Shein solía guardar.

Estrello la botella vacía contra la pared. Arrojo todo al suelo. Contra la pared. Me hierve la sangre de solo pensar en ella. Tiro de mi cabello para pasar mi mano por mi barbilla con frustración. Veo ambos objetos que ella me ha traído.

Tiene cojones, maldición

Voy hacia mi desordenado escritorio y tomo la carpeta. Reviso por milésima vez el puto papel que definirá nuestro futuro a partir de colocar mi firma en el.

Mi valor se ha ido. Intenté firmar el divorcio pero me niego a dejarla ir. No he dormido por su culpa. El no tenerla a mi lado. Rodeada por mis brazos, sentir su olor a rosas y dulce. Su lado de la cama, me duele mirarlo al despertar. No como porque incluso los desayunos me recuerdan a ella. Verla reír cuando le pedía que me alimentara por berrinche. Cuando la tenía sobre mis piernas para tenerla más cerca. No he hecho más que pensar en ella cuando se supone que debo odiarla.

El abogado vendrá en unas horas a retirar el contenido de la carpeta. Cojo el bolígrafo enojado. Tiro la carpeta en el escritorio y justo cuando la punta toca el papel mi mano tiembla. Indecisión de mierda.

Es solo un puto papel

¿Seguro de esto?

¿Ahora tu que?

Piensa bien antes de que sea tarde, idiota

Mi conciencia ha sido mi enemigo estas semanas. Si digo que la odio. El dice lo opuesto. Es tan tedioso. Lanzo el objeto, el cual se quiebra tras el impacto. La caja donde sus anillos reposan son una tortura.

Yo aún no he podido despojarme de la mía

Me pregunto cuanto le ha tomado mandar los mejores meses de mi vida a la mierda. Así podré hacer lo mismo.

La puerta se abre. Karl me observa y luego el caos que he dejado. Entra para llegar hasta mí donde le tiro una mirada de molestia. Que ni se le ocurra decirme algo, o nombrarla. Me encuentro inestable en estos momentos.

—Llegó el abogado —anuncia frío.

Mi cuerpo se tensa ante sus palabras. El verdugo de mi vida llegó al fin. Creí que seria Hades quien se encargara de mí vida. Pero al parecer solo me ha jodido.

—Lo haré pasar.

Miro al hombre que ha sido como un padre para mí irse. A él le ha afectado esta situación, junto a Beatriz. Se aferraron a ella como una amiga. Una hija. Una compañera.

Una ama

Paso mis manos por mi cabello para arreglarlo un poco. Verifico que no parezca un indigente. Enderezo mi postura y lo veo.

El abogado

Camina firme, seguro. Su rostro serio. Un maletín en su mano derecha, su traje elegante color negro. Todo un verdugo. Se detiene a un par de metros de mi. Karl por otro lado mira por última vez antes de salir.

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora