Capítulo 63

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Bruno

Ver como Eros decae al observar como su esposa no le recuerda, me recordó a mis años junto a mi esposa. Shein me mira más confusa que antes. Mira a Lorenzo y vuelve al rubio quien tiene la nariz, mejillas y ojos rojos por haber llorado.

—Sueltame......

Susurra mi principessa con voz débil. Eros frunce su ceño estupefacto por la petición de su amada. Pero es mejor que lo haga, de lo contrario la vamos a alterar y eso no es bueno para su salud.

—Pequeña, soy yo. Soy Eros—dice el rubio mientras intenta tomar su mejilla pero ella lo rechaza.

—Señor Vasileiou lo mejor será que la suelte—comenta el doctor un poco angustiado.

—Shein...Amor no me hagas esto—suplica dolido.

—Por favor, sueltame—pide ella en un hilo de voz.

Lorenzo se acerca a ellos para intentar alejar a Eros de su hermana, solo que...

Se niega a dejarla

—¡Quítame las manos de encima!—exclama Eros.

—¡Suelta coño!—le grita mi hijo.

Veo como mi pequeña rosa tiembla para romper en llanto. Voy hasta ellos antes de que le causen algo peor.

—¡Fuera los dos!—bramo entre dientes para colocarme frente ellos.

Mi yerno me mira con una expresión furiosa en su rostro. Shein tenía razón cuando me dijo que no le gustaba que le dieran órdenes. O alguien quien no fuese ella.

—Bruno no...

—Fuera, ya—sentencio.

Shein solo se aferra a ella para llorar. Mi corazón se contrae al verla en ese estado. La última vez que la vi en ese estado fue aquella vez que viajo a Alemania por primera vez.

Eros duda en si dejarla o no, se siente culpable por lo que le ha ocurrido a Shein. Pero ninguno tiene la culpa, ni siquiera ella. Nadie puede predecir el futuro, tampoco somos psíquicos para tener visiones sobre lo aproximado. Y aun así sentimos pesos no correspondidos.

—Eros...No hagamos de esta situación más complicada de lo que ya es—digo con tono suave.

El doctor intenta llegar a la chica quien no ha parado de llorar. Ella se aleja de él , se tambalea un poco para perder un poco de color.

Esta mareada

—¡Maledetto Eros!

¡Maldición Eros!

Sale de la habitación enojado, mi hijo lo sigue para escuchar un golpe en la parte de afuera. El médico trata de tocarla pero ella solo dice que no.

—Señora Vasileiou, soy el doctor Álvarez—habla dulce mientras me mira—Todo está bien.

Niega varias veces con su cabeza

—Nada esta bien....Nada lo está—solloza.

Odio esto. Me odio a mi por haberla hecho vivir esto. Por convertirla en lo que es. Por pedirle que dejara su vida para vivir otra a la cuál, nunca estuvo preparada.

Argent me lo advirtió en el inicio. Me dijo que esto solo traería problemas y desequilibrio emocional. En el instante que vi a Shein en ese restaurante, su potencial. Su espíritu. Alma. Fuerza y resilencia.

Supe que no sería capaz de olvidarla, al igual que estaba destinada para ser algo más.

—Principessa—me acerco lentamente hacia ella—¿Me recuerdas?.

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora