Capítulo 35

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Volver a casa...

¿Cuando fue la última vez que me emocioné al llegar?

En estos días que estuve fuera. El invierno decidió visitarnos. La nieve era preciosa, los árboles y el suelo cubierto por copos, dándole al paisaje ese ambiente sombrío como en las películas. La carretera congelada, donde si no tienes cuidado puedes llegar a morir.

Karl no vino por mi esta vez...

De hecho...

Nadie sabe que estoy aquí, con el inconveniente del hospital, decidí tomarme unos días libres. Libres de las peleas, del caos, de todos. Y pensar en mi misma. En mi paz mental.

Incluso me compre una motocicleta.

Con la cual, me dirijo a mi casa. La cual, anhelo este vacía, y por vacía me refiero a que mi esposo no se encuentre. No quiero verlo, no después de haberme ocultado lo de mi hermana.

Lorenzo me explicó que era por mi bien, pero no es excusa. Se que suelo ser algo inestable e impulsiva algunas veces; pero no por eso debió mentirme, ni engañarme, porque eso de algún modo, me dolió.

He vivido rodeada de mentiras, de engaños, abandono, perdidas. Que busco tan solo un poco de felicidad, pero el destino tiene otros planes para mi al parecer.

Tras varios minutos en la carretera, llegó al norte de España. A mi hogar, donde el personal me recibe de la mejor manera que existe.

Con armas apuntandome..

Al parecer alguien se encargo de conseguir más seguridad.

—¡No se mueva o abrimos fuego!—grita la cabeza principal.

Dejo el volante para levantar mis manos, colocándolas a cada lado del casco.

—¡Quítese el casco he identifiquece!—vuelve a gritar mientras avanza a mi.

—¿Me quito el casco o me quedo quieta? Decida de una vez—protesto a través del casco.

—¡¿Cómo sabe de este lugar?!—se detiene a unos metros delante de mi con la punta del arma en frente.

Veo que alguien no comentó que tenía esposa, la verdad no me sorprende.

A lo lejos, miro como el rostro de Karl palidece al ver la escena y corre hacia nosotros.

—¡Estas enfermo o que!—reprende en un grito, arrebatando el arma—¡Es la señora de la casa!.

El chico solo me mira asustado, y se aleja a su puesto. Novato sin duda.

Retiro el casco para ver a un Karl sonriente.

—Al parecer me extrañaron por aquí—digo divertida para bajar de la moto.

—No le voy a mentir...Su ausencia es una completa tortura. En especial para el amo Vasileiou—responde el.

Sobre todo el me va a extrañar

—¿Qué novedades me tienes?—decido cambiar de tema. No quiero saber nada, y cuando digo nada....

Es nada

—Como ya presenció, tenemos nuevo personal—señala a los idiotas que me apuntaron hace unos segundos—El amo le asignara un escolta personal, el cual la acompañará a todo momento, así como el tiene la suya.

Espera...

¿Cómo que un escolta personal?

No necesito que me cuiden el culo..

—No lo quiero

—Ama, es por su bien

Ni mi bien, ni mi mal

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora