Mojó por tercera vez su cara, sintiéndose acalorado y un poco incómodo con la camisa que apretaba su garganta. Pero no era nada realmente malo, así que respiró hondo y se miró al espejo, se concentró en sus cicatrices, su semblante duro, su mandíbula filosa.
Era tan distinto al cúmulo de personas que estaba fuera del baño, tan refinados y educados.
Jeongguk definitivamente no era como ellos.
Pero eso le importaba una mierda, si era sincero, él estaba ahí solo por Jimin, para acompañarlo y apoyarlo. Ya había conocido a sus amigos y había resultado bien. Se habían paseado por la casa jugueteando entre ellos, se besaron un par de veces y Jeongguk le apretó el culo en uno de sus besos, sin importarle si alguien podría haberlos visto. Así que estaba todo más que bien, porque en una hora deberían volver a casa, desnudaría a Jimin y lo haría suyo durante toda la noche y luego pasarían un buen domingo con Dakho.
Jeongguk sonrió, amaba completamente su vida.
Podía mirarse al espejo y ver a una persona completamente distinta al tipo de pelo sucio, músculos marcados y mirada alerta, ahora sus músculos seguían acentuándose, pero llevaba más de un mes sin ejercitarse y podía notar la diferencia, sus ojos lucían más grandes, con aquel brillo que siempre halagaban cuando era pequeño, y ahora su cabello olía a coco. Había vivido su propio infierno para poder cruzar las nubes al cielo, y ahora sí que se sentía en el paraíso.
Vestía elegantemente, de la mano del hombre más sexy y hermoso que alguna vez había visto, y participando en la vida de su hijo.
Si había un Dios ahí arriba, Jeongguk lo golpearía para después abrazarlo.
Así que asintió mientras secaba su cara y salió del baño, mirando al rededor a la gente, sintiéndose un extraterrestre en medio de todos, pero decidió ignorarlo al igual que el cotilleo o las miradas furtivas que sentía en su nuca y siguió caminando con la frente en alto, no solo sintiéndose imponente, sino también indestructible. Había caminado en medio de asesinos, caminar en medio de ricachones desabridos parecía un juego de niños.
Llegó a la terraza y aspiró el aire frío de la noche, metiéndose las manos a los bolsillos y caminando despacio hasta chocar sus muslos con el barandal de vidrio. Aún no podía terminar de creerse que esto era una casa, y podía ver lo humilde que Jimin era solo por la casa en la que él vivía, le gustó aquello, Jeongguk sabía que los bolsillos de Jimin estaban llenos de billetes, pero que no lo demostrara hablaba muy bien de él. Miró hacia abajo una última vez y se giró para buscar a Jimin, pero la mujer parada frente a él le detuvo en seco.
Ella estiró uno de los vasos con lo que Jeongguk asumió era whisky hacia él, su mirada fija en su cara y su postura tan recta que Jeongguk inconscientemente se enderezó, anchando sus hombros.
Tomó el vaso, — ¿A qué debo el placer? —preguntó revolviendo con suavidad el líquido en el vaso.
En silencio miró a la mujer posarse a su lado, apoyando sus delgados brazos en la baranda. Jeongguk copió la acción.
—Apenas te vi, supe el tipo de delincuente que eras, y lo ingenuo que Jimin era por dejarte entrar a su vida. —dijo ella, y Jeongguk asintió, sin sorprenderse por sus palabras.
De hecho, le había parecido extraño que la madre de Jimin no se hubiese acercado a él en toda la noche. Pero por supuesto, solo esperó paciente a tenerlo a solas, y Jeongguk lo agradeció, cualquier cosa que la mujer querría decirle debía quedar fuera de Jimin.
Recordó vagamente su nombre, —Señora Haneul, me sorprende que no vea la rata que es Park Chanyeol, pero si huela mis raíces.
Haneul bufó, —Eres un problema, la vida de mi hijo se ha visto envuelta en tu desorden. ¿Crees que no sé quién eres? Lo he sabido desde el primer momento en que vi tus ojos, tan grandes y oscuros, iguales a los de mi sobrino. —Jeongguk la miró con sorpresa. — Oh, Jeon Jeongguk, maldije el día que te abrieron las puertas de la cárcel, porque sabía que lo buscarías, y sabía que Jimin te dejaría entrar en su vida. Así es él, estúpido, un niñato que no ve el mundo real.
ESTÁS LEYENDO
𝐉𝐀𝐈𝐋 •*ᵎ Ggukmin
Fanfiction*•.* ↳ Jeongguk es un exconvicto y Jimin el padre adoptivo de su hijo. Jeongguk nunca lo tuvo fácil, menos siendo padre soltero. Pero cuando cometió un error y tuvo que pagar por ello, su vida se derrumbó. La cárcel fue su destino y dejar a su hijo...