Jimin abrió sus ojos, borroso y desorbitado hasta que todo comenzó a tomar forma, sus pupilas funcionando nuevamente y logrando ver que se encontraba en su habitación. Miró a su alrededor, el dolor de cabeza invadiéndole y haciéndole soltar un quejido antes de sentarse en la cama, intentando recordar cómo había llegado.
Entonces los recuerdos lo golpearon con fuerza, había ido por Jeongguk... él le acusó de algo horrible y entonces le contó lo que hizo que terminara desmayándose y que ahora le diera una fuerte clavada en su cabeza. Se llevó las manos a ella y se quejó intentando respirar hondo al recordar las palabras de Jeongguk. Lo que su madre había hecho, había insinuado, lo que ella era capaz de hacer.
Soltó un jadeo al revivir todos esos recuerdos de golpe, y no solo eso, su mente pensó inmediatamente en Jeongguk, e imaginó su rostro al oír todas esas atrocidades saliendo de la boca de su madre... ella incluso se había atrevido a acusarlo a él de acompañarla en sus actos asquerosos e incluso ilegales.
Jimin pensaba en su madre y no entendía cómo es que ella era capaz de hacer algo como eso, cómo había podido dormir en paz sabiendo que torturada a un niño asustado. Era cruel, e inhumana, y por primera vez, Jimin se sintió solo en el mundo.
Tenía una madre que no hacía nada más que preocuparse por ella misma, un padre fantasma, inmerso en sus negocios, un ex esposo que le traicionó y luego estaba Jeongguk, quien había pasado por el mismo infierno y jamás consideró en decirle la verdad a Jimin. Aunque lo entendía, de algún modo, pero eso no quitaba que le dolía, porque lo hacía; Jeongguk no había confiado en él.
Estuvo por destaparse para levantarse cuando la puerta se abrió, la luz del pasillo entrando por los costados que el fornido cuerpo de Jeongguk no cubría.
—Oh. —dijo sorprendido. Jimin miró la bandeja en sus manos antes de volver sus ojos hacia su cara. — ¿Cómo te sientes? Te desmayaste y no supe que hacer, por un momento pensé en llevarte al hospital pero Hoseok me ayudó, no es enfermero pero se le han desmayado niños en la escuela en la que enseña, así que-
— ¿Qué haces acá?
Jeongguk enmudeció ante la irrupción de Jimin, sorprendiéndose por la pregunta. Jimin sabía que había sido un poco brusco, pero verlo le hacía sentir un cúmulo innumerable de emociones: dolor, confusión, ira y, por supuesto, amor. Tenía tantas ganas de golpearlo en el estómago y luego abalanzarse sobre él en un abrazo fuerte, de sentir sus gruesos brazos envolverle, su aroma almizclado enterrarse en su nariz y de sus labios cálidos y bruscos, o sus manos callosas sobarle la espalda. Quería tanto de él, pero extrañamente ya no lo sentía correcto, incluso si deseaba desesperadamente sentir su calor envolverle, todo lo que su cerebro le decía era que mantuviera la distancia, después de todo, era Jeongguk quien había decidido alejarse sin darle ninguna explicación.
—No iba a dejarte solo, además te he preparado algo para comer y te traigo unas pastillas para la cabeza, ¿Te duele? —Jimin asintió, mirándolo caminar hasta dejar la bandeja a su lado, en el velador. — Si quieres que me vaya, puedo hacerlo. —había tanta neutralidad en su voz que Jimin se cuestionó si acaso se sentía indiferente con irse.
De todos modos, decidió no responder, no quería realmente que se fuera, o tal vez sí, no lo tenía claro, pero si sabía que debían hablar. Así que se acomodó en el colchón y tomó la pastilla con el vaso de agua, la tragó con una generosa cantidad de líquido y volvió el vaso a la bandeja.
—Tenemos que hablar.
—Primero come.
A pesar de su tono firme, no había una pizca de exigencia en su frase, y por la manera en que le miraba, Jimin intuyó que estaba más bien preocupado. Así que no hizo más que suspirar lentamente y masticar el pan tostado con palta que le había llevado. Estaba bueno y lo devoró con rapidez, sintiéndose un poco mejor.
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𝐉𝐀𝐈𝐋 •*ᵎ Ggukmin
Fanfiction*•.* ↳ Jeongguk es un exconvicto y Jimin el padre adoptivo de su hijo. Jeongguk nunca lo tuvo fácil, menos siendo padre soltero. Pero cuando cometió un error y tuvo que pagar por ello, su vida se derrumbó. La cárcel fue su destino y dejar a su hijo...