𝐉𝐀𝐈𝐋 •*ᵎ Ggukmin

04

Jeongguk miraba fijamente el cuadro que se encontraba en uno de los muebles modernos de la gran casa.

Había varios, en realidad, la mayoría eran de Dakho a través de los años. Su corazón se crispó cuando las vio, el nudo de su garganta intensificándose. Paseó lentamente por cada una, hasta que llegó a la última.

Esta era una foto de Dakho y Jimin.

Jimin sostenía a Dakho en sus piernas, ambos vestidos con unos pijamas que le sacaron una sonrisa a Jeongguk, los describiría como ridículos, pero por algún motivo en ellos lucía no solo ridículo, sino también adorable.

No usaba esa palabra a menudo, pero si había alguna palabra que describiera la sonrisa ancha de ambas caras era adorable. Sintió un poco de envidia, ambos lucían felices y completamente apegados.

Un carraspeo lo sacó de su ensimismamiento, se giró y apreció a Jimin mirándolo en el final de la escalera. Jeongguk pudo descubrir un poco de curiosidad en sus ojos, también confusión. Lo entendía, el padre del hijo que adoptó se apareció después de tanto tiempo, Jeongguk probablemente se hubiese dado un golpe en la cara si estuviese en el lugar de Jimin.

—Dakho está viendo sus caricaturas. —Jimin dijo, abriéndose paso hacia la que sería la cocina. Jeongguk lo siguió en silencio, aun pareciéndole irreal que su hijo esté a solo unos metros, viendo sus caricaturas.

Tampoco pasó desapercibido el hombre frente a él, su vista bajó hacia el culo de Jimin. Rápidamente lo clasificó como el mejor culo que alguna vez había visto, sus piernas largas y ceñidas al pantalón que usaba tampoco pasaron desapercibidas para Jeongguk. En la cárcel recordó haber visto algunos cuerpos realmente buenos, pero estaría mintiendo si dijera que el cuerpo frente a él no era el cuerpo más sexy que había visto. Lamentó que la cocina no estuviera más lejos, su buena vista de la espalda de Jimin se interrumpió cuando llegaron a la cocina y la encimera se interpuso entre ambos.

—Así que... —comenzó Jimin, llegando hasta un mueble y sacando dos tazas de él. Jeongguk siguió cada movimiento, pudo deducir fácilmente que Jimin estaba nervioso, demasiado para su gusto. — ¿Cómo puedes asegurarme de que realmente eres Jeon Jeongguk?

Jeongguk dejó salir el aire de sus pulmones apoyando sus brazos en la encimera, —Tengo esta foto, es de Dakho cuando aún vivía conmigo. —dijo y sacó de su bolsillo trasero su billetera, la abrió y sacó la foto doblada de Dakho. La estiró y la dejó en la encimera, Jimin la tomó entre sus dedos y Jeongguk vio el momento exacto en que sus ojos se agrandaron y un brillo los cubrió. — Lamento llegar de improviso, pero, y como ya notaste, no me iré de aquí sin él. —dijo, desatando un escalofríos en el cuerpo de Jimin, su cara destellando en una combinación de ira y miedo.

— Nunca vi una foto de él tan pequeño. —murmuró, su mano trémula sosteniendo firme la fotografía. — ¿Te contactó Chanyeol? —preguntó, dejando la foto en la encimera y girándose nuevamente hacia el café a medio terminar. Sirvió el agua caliente en ambos y tomó con su temblorosa mano ambas tazas.

Jeongguk se apresuró a tomarla antes de que Jimin la tirara, —Gracias... No, ni siquiera sé quién demonios es ese tipo.

Algo parecido al alivio cruzó la cara de Jimin, pero se esfumó tan rápido como recordó que Jeongguk se encontraba en su cocina.

— ¿Por qué? —Jimin preguntó.

Jeongguk no sabía exactamente a qué se refería, y su expresión pareció llegar hasta Jimin, quien bebió un sorbo de su café antes apoyar sus codos en la encimera.

— ¿Por qué ahora decidiste volver? ¿Qué te hace pensar que ese niño te necesita? Está bien conmigo, lo he cuidado por años y es mi hijo.

Su voz tembló en cada palabra, su propio cuerpo luciendo tan aturdido como lleno de conmoción y adrenalina. Jeongguk se sintió incluso un poco mal por él, el pobre hombre estaba pasando por un infierno en ese momento. Pero las palabras de Jimin le dolieron, en especial la parte donde afirmaba que Dakho no lo necesitaba, porque sabía que era verdad. Jeongguk no tenía nada para darle, nada más que amor infinito.