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Apenas estacionó frente a su casa, vio el carro negro deportivo que por muchos años aparcaba en el garage.

—Joder... —Jimin murmuró, dejó salir un suspiro antes de tomar su maletín y salir de su auto. Aflojó el amarre de su corbata, sintiéndose asfixiado mientras caminaba hacia la entrada de su casa, ignorando la presencia del auto.

Aunque no pudo ignorar el sonido de la puerta del carro al abrirse y cerrar, ni mucho menos los gritos que provenían desde esa distancia, con esa voz. La voz de su ex esposo.

— ¡Jimin, vamos, no lo hagas más difícil! —gritó Chanyeol, pero Jimin continuó abriendo su puerta hasta que su temblorosa mano dio con la cerradura y logró abrirla.

Pero, y para su desgracia, antes de poder cerrarla Chanyeol llegó a su lado y entró como si aún viviera en aquella casa. La ansiedad de Jimin se elevó al mirar a Chanyeol nuevamente después de tanto tiempo, aún seguía igual de guapo e impecable. Un hombre de negocios que desprendía superioridad y elegancia en cada poro de su cuerpo.

—Ya lo hablamos, Chanyeol. —Jimin dijo, orgulloso de su tono tosco. — No detendré el divorcio, ni por tu insistencia ni por la de mi madre. Así que mejor vete, no eres bienvenido aquí. —apuntó a la puerta, cada bello de su cuerpo erizado por la irritación de tener a su ex esposo tan cerca.

Por muchos años lo amó, Dios, lo amó como nunca amó a nadie. Pero él lo traicionó y ahora todo lo que veía frente a él era el hombre que rompió su corazón, el mismo imbécil descarado que ahora pedía cancelar la demanda del divorcio debido a un ascenso de su trabajo. Y por supuesto que la querida madre de Jimin estaría de acuerdo con Chanyeol, porque las apariencias eran lo más importante para la mujer, más que la estabilidad emocional de su hijo.

—Estás siendo irracional, Minie. —Jimin apretó los dientes ante el apodo. — Aún podemos ser la pareja que éramos hace años... Vamos a terapia.

Jimin puso los ojos en blanco y se tragó todos los insultos que tenía en su mente. — ¿Cómo está Baekhyun? —Preguntó, y la quijada de Chanyeol se apretó tanto que Jimin la vio vibrar. — ¿Acaso él está de acuerdo en que vengas a joderme con tus excusas sobre recuperar nuestro matrimonio cuando todo lo que quieres es tu maldito ascenso?

La cara de Chanyeol se transformó, pero rápidamente lo disimuló y le volvió a sonreír a Jimin. Aquella sonrisa que antes lo hubiera derretido, y no pudo evitar sentirse aliviado de ya no caer por ella.

—Vete o llamaré a mi abogado. —Jimin dijo, su tono amenazante acompañado de su mejor mirada fría.

Chanyeol dejó salir un suspiro quejumbroso, —No hemos terminado esta conversación. Tú madre está de acuerdo conmigo, lo sabes.

Oh, lo sabía muy bien.

Se encargaba de recordarle una y otra vez que no le convenía firmar esos papeles. Que debía intentar recuperar a su marido, que no podía rendirse tan fácil.

Puras palabras vacías para encubrir la real razón: las apariencias. La madre de Jimin vivía de las apariencias, y no podía permitir que su hijo se divorciara de un importante empresario en ascenso.

—Largo, ahora. —apuntó a la puerta.

Chanyeol finalmente se rindió y salió de la casa de Jimin. Este por fin se sintió en paz, más tranquilo al saber que su ex esposo por fin se había ido.

Aunque su tranquilidad se vio arrebatada cuando la vieja mujer que estaba en silencio en la sala lo miró. Las mejillas de Jimin enrojecieron, por vergüenza e ira.

—Lo siento, señora Joo. No debió oír eso. —murmuró cabizbajo.

La señora Joo resopló, —He oído peores.

𝐉𝐀𝐈𝐋 •*ᵎ GgukminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora