𝐉𝐀𝐈𝐋 •*ᵎ Ggukmin

23

Jeongguk dejó caer la toalla que había estado secando su cabello húmedo luego de haber pasado toda la tarde jugando y corriendo con Dakho. Había sido el mejor día de su puta vida, rio con su hijo, lo cargó, abrazó y besó a Jimin, vio su sexy cuerpo y comieron un rico pescado frito que Jimin cocinó antes de salir por la mañana. Definitivamente era la vida que Jeongguk siempre soñó, despertarse y saber que pertenecía a alguien, escuchar la hermosa risa de su hijo y tener unos brazos a los que aferrarse por las noches, Jeongguk encontró a su familia, a una de verdad que le amaba tanto como él a ellos.

Jimin entró con una sonrisa a la habitación, vestido con una camiseta holgada y unos lindos shorts que le hacían lucir veraniego y jovial.

—Dakho ya se ha dormido. —Dijo, llegando a la esquina de la cama y sentándose en ella.

Jeongguk sonrió y se sentó a su lado, tomando una de las manos de Jimin y acariciándola mientras le miraba a los ojos, aún sin poder creerse que estaban juntos, enamorados. Jeongguk definitivamente estaba enamorado y no tenía ningún interés en ocultarlo, perdió años de su vida en aquella pocilga, desesperado por ver a su hijo, por vivir realmente. Ahora sentía que respiraba, que sus piernas caminaban y sus órganos funcionaban. Se sentía finalmente vivo, y sabía cuán importante era el valor de la vida y lo corta que esta misma es, es por ello que no iba a actuar como un adolescente y andarse con rodeos, joder no, si sentía que quería gritar a los mil vientos que estaba colado por Jimin, Jeongguk jodidamente lo haría.

Tenía tanto amor para darle que no había espacio donde guardarlo.

—Entonces... ¿Cuál es mi sorpresa?

Jeongguk rio, —Es solo un obsequio que no vale ni siquiera un tercio de lo que siento por ti ahora mismo, pero que puede ser el inicio de algo realmente bueno. Yo... —se acomodó mejor, todo su torso en dirección a Jimin. — Mi corazón late por ti, Jimin. Cada parte de mi cuerpo te pertenece, incluso mis pensamientos en los cuales tú eres su fiel objeto. Eres mi tormento y mi paz, mi mayor deseo. He vuelto a sentir amor por ti, y tengo tanto para darte. Mi amor desesperado, puro, genuino, real y honesto, todo para ti. Y perdóname si estoy hablando mucho, pero no puedo poner en suficientes palabras lo que siento por ti, lo que tú me haces sentir y lo que me has entregado. Un noble hombre que me abrió las puertas cuando todo el mundo me las cerró, confiaste en mí, y no sabes cuánto lo agradezco, Jimin. —su voz se quebró y Jimin dejó caer un lagrima por su rojiza mejilla, la cual fue detenida por el pulgar de Jeongguk. — Estaba perdido hasta que te encontré, y contigo vino Dakho, y me siento tan lleno y feliz por eso. Joder, soy el hombre más feliz del mundo, por tenerte incluso si no lo merezco. He hecho cosas malas, realmente malas, Jimin, mi vida ha sido una jodida mierda que me restregaba en la cara una y otra vez que mi destino sería la soledad y más mierda, pero tú me has iluminado.

Jimin sonrió y Jeongguk le acunó la cara con ambas manos, admirando la manera en que Jimin le miraba. Amor puro desprendiendo de sus ojos, fiel y leal, sincero.

—Estoy completamente enamorado de ti, Park Jimin, y juro ser tu fiel compañero en todas las adversidades. Es por eso que te he comprado algo.

Le dio un suave beso sobre sus acolchados labios y se levantó de la cama hasta llegar al velador, donde abrió el cajón y de este sacó una pequeña caja de azul terciopelo. Miró a Jimin, sorpresa habitaba en cada una de sus expresiones pero no había rechazo, había alegría incluso si aún derramaba lágrimas. Volvió a sentarse junto a Jimin y sonrió por nervios, porque Jeongguk estaba jodidamente nervioso, él jamás fue un buen charlatán y ni siquiera sabía de dónde había venido todo eso, pero se sentía bien de poder decirle a Jimin aunque un poco de cómo se sentía.

—Jeongguk...

Este le detuvo, —Park Jimin, mi corazón arde por ti, mis labios susurran tu nombre y mi piel late ansiosa por el futuro que ansío a tu lado. —abrió la caja, un hermoso anillo de oro blanco con relieves delicados que fueron decorados con pequeños cristales de Swarovski en cada sección y con un diamante azul que captaba toda la atención.