Jimin enjuagó por tercera vez su cara, sintiendo las gotas frías chocar contra su piel en un burdo intento de calmar sus nervios.
Creyó que había disipado todos los nervios en el momento en que entró al tribunal agarrando firmemente la mano de Jeongguk, quien parecía sobrellevar la situación mucho mejor que Jimin, aunque Jimin sabía que eso solo era una fachada, alguna de sus tantas mascaras para ocultar su miedo y dolor, como había hecho desde que lo conoció. De todas formas, Jeongguk fue un pilar fundamental en sostener a Jimin cuando sintió el fuerte mareo invadirle, y tuvo que correr a los baños cuando sintió el primer revoltijo que lo terminó arrodillando frente al inodoro para expulsar todo su desayuno que a duras penas pudo comer por tener su estómago tan apretado.
Volvió a enjuagarse la cara, llenando su boca de agua y escupiéndola luego de limpiarse, se había echado pasta dental que traía siempre en su bolso, pero sus manos aún temblaban y tenía palidez en su piel, así que volvió a mojarse la cara para ver si por fin serviría de algo.
No lo hizo.
Cerró la llave y se apoyó en el lavabo, mirándose al espejo, como sus ojos lucían aun hinchados y su piel apagada. Definitivamente no le gustaba como se veía, se sentía extraño, fuera de sí, como si le hubiesen arrebatado algo de él que ya no podría volver a tener.
Oyó el sonido de la puerta abrirse y sus ojos fueron a ella, viendo el reflejo de Jeongguk asomarse en ella.
— ¿Estás listo? Ya debemos ir. —él dijo, su tono suave demostrándole a Jimin que estaba completamente a su disposición para ayudarle en lo que fuera necesario.
Jimin asintió, secándose las gotas que caían de su barbilla con la manga de su traje. —Si.
Tomó papel para secarse bien la cara y caminó hasta Jeongguk, buscando salir del baño para enfrentar de una vez por todas, su destino. Sin embargo Jeongguk se antepuso, tomando sus hombros y agachándose un poco para mirarlo a los ojos.
—Todo va a salir bien. —musitó, subiendo sus manos a su mandíbula y besándolo, entregándole todas las fuerzas que Jimin necesitaba para afirmar sus rodillas y seguir caminando. — No dejaré que ella se salga con la suya.
Jimin cerró sus ojos antes de bajar su mirada, —No hagas nada tonto, no quiero perderte a ti también.
—No perderás a nadie. Eso te lo prometo. —sentenció firme, tomó la mano de Jimin y ambos salieron juntos del baño en camino hasta encontrarse con Taehyung.
Lo vio de pie, tan formal como de costumbre, con su maletín en mano y hablando con el que parecía ser su ayudante.
Se acercó a él lo le dio un fuerte abrazo, oliendo su perfume masculino que combinaba muy bien con su aura misteriosa y autoritaria.
— ¿Cómo estás? Jeongguk me dijo que estrenaste los baños.
Jimin sonrió débil, —Es una situación complicada.
—Lo es.
Sabía que no lo hacía con intención, pero podía ver en los ojos de Taehyung cierta emoción o diversión. Sabía cuánto le emocionaban los juicios, aunque también podía ver como su mandíbula se hallaba tan tensa que casi llevó sus manos a ella para acariciarlo.
— ¿Dakho llegó bien?
Jeongguk asintió esta vez, parándose junto a Jimin. —Sí, se puso muy feliz cuando vio a Jin.
—Sí, él tiene ese efecto. —asomó una sonrisa ladina.
Jimin sonrió suave ante las palabras de Taehyung, sintiendo un poco de plenitud dentro de toda la tormenta al notar como su rauco tono de voz cambiaba a uno suave y casi relajado cuando nombraba a su prometido.
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𝐉𝐀𝐈𝐋 •*ᵎ Ggukmin
Fanfic*•.* ↳ Jeongguk es un exconvicto y Jimin el padre adoptivo de su hijo. Jeongguk nunca lo tuvo fácil, menos siendo padre soltero. Pero cuando cometió un error y tuvo que pagar por ello, su vida se derrumbó. La cárcel fue su destino y dejar a su hijo...