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— ¿Y qué tal esa? —Jeongguk preguntó, acercando el cono que tenía en su mano hasta lamerlo, saboreando el dulce sabor de la vainilla combinada con el pequeño ácido de los pedazos de frutilla que tenía incrustado en el helado.

Dakho miró hacia allá y emitió un sonido pensante, —Es muy grande. —dijo finalmente y se llevó su helado de chocolate a la boca.

Jeongguk asintió y ambos comieron en silencio. Había decidido llevarse a Dakho a un parque a por helado luego de la escuela, ansiaba tanto pasar estos momentos con su hijo, aunque su cabeza aún se hallaba distraída con lo que había ocurrido en la mañana con Jimin y su madre. Jeongguk pudo sentir todas las miradas de desprecio que le lanzó la mujer, evidentemente disgustada, no con el hecho de haber visto a su hijo besándose con alguien, sino porque ese alguien a quien besaba no era su yerno, a quien parecía adorar, -por lo que pudo ver Jeongguk-.

Sabía que ahora las cosas serían mucho más difíciles para Jimin, podía aún recordar lo cansado que había llegado luego de su cena con su madre, y aunque nunca le preguntó qué había sucedido, ahora podía intuir que su madre le ponía el camino difícil con respecto a su separación. Y eso le molestaba de sobremanera, Jimin ya era un completo adulto que estaba más que capacitado para saber que le venía bien o no, y Chanyeol no era el chico para Jimin, lo había engañado con su propio secretario, por el amor de Dios.

Jeongguk simplemente no podía entender cómo es que su madre quería que Jimin estuviera con alguien tan desleal como él.

El pequeño dedo de Dakho tocando con suavidad el brazo de Jeongguk le hizo distraerse de sus pensamientos y mirarlo.

—Esa. —Dakho dijo, apuntando a la paloma que estaba a pocos metros de ellos.

Jeongguk la miró, era blanca y rellena, y caminaba moviendo su cuello con tranquilidad. Jeongguk sonrió, Dakho y él se habían sentado a mirar las palomas luego de que Dakho le dijera su afición por las aves.

— ¿Te gusta? —Jeongguk le preguntó, buscando saber más sobre los gustos de su hijo.

Dakho asintió con entusiasmo y se lamió la mano que estaba manchada con el helado que se escurría por el calor. Jeongguk dijo una suave maldición y tomó las servilletas que les habían entregado en la heladería, y mientras Dakho sonreía mirando la paloma, Jeongguk limpiaba su mano que ya estaba completamente pegajosa.

—Cómete el helado, niño. —Jeongguk le dijo y volvió su vista a la paloma que extendió sus alas y voló lejos. — Era muy bonita.

Dakho asintió lamiendo su helado, —Ahora vuela libre por los vientos.

—Así es.

Ambos comieron sus helados en silencio, hasta que Dakho emitió un sonido para llamar la atención de Jeongguk.

—Un día mi appa Jimin me llevó a un zoológico con muchos pajaritos, ¡Eran muy bonitos! Y me compró un helado de fresa muy rico. Me divertí mucho ese día... Hoy también me he divertido mucho, señor Gguk.

Jeongguk sentía como su corazón latía fuerte y rápido, sus ojos ardiendo en las lágrimas que se avecinaron salvajemente, buscando demostrar su debilidad por su hermoso hijo que disfrutaba de su compañía. Jeongguk se encontraba tremendamente feliz.

—También estaba mi papa Chan, pero él no estaba emocionado por los pajaritos. —Dakho agregó y el amargor abundó en el cuerpo de Jeongguk. Nunca había tenido la oportunidad de hablar sobre Chanyeol, y mucho menos con su hijo.

— ¿Extrañas a tu... papa Chan? —Jeongguk preguntó, sintiendo el asco en su boca al usar tal apodo. Pero la verdad era que él quería saber aquello, no estaba seguro de cómo se sentía Dakho con la separación, y sabía lo difícil que podía ser para su hijo.

𝐉𝐀𝐈𝐋 •*ᵎ GgukminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora