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Jeongguk llevaba veinte minutos esperando y quería cagarse en los muertos de su amigo.

El sol pegando en su cara y la sequedad del desierto solo lo hacían enfadar más. Jeongguk nunca fue alguien paciente, y sabía que desde la ciudad hasta la penitenciaria le llevaría un tiempo, pero ya llevaba veinte jodidos minutos de pie bajo el sol esperando.

Fue cuando estaba a punto de golpear el piso terroso que vio a un auto acercándose, el mismo auto bien cuidado que tenía desde hace más de seis años. Eso le impresionó un poco, pero sabía que su amigo era muy meticuloso y cuidadoso con todo.

Finalmente el carro estacionó frente a él y la ventanilla se bajó.

— ¡Oh, demonios! Jeon, hijo de puta, estás caliente como el infierno. —gritó un chico de cabello negro que conducía. Su viejo amigo.

—Mejor no hables o te enseñaré una de las tantas mierdas que aprendí ahí dentro para defenderme. —Jeongguk gruñó, entrando a la parte trasera del auto y cerrando de un portazo. — Me dejaste clavado veinte minutos, Yoongi.

Yoongi sonrió mirándolo por el espejo retrovisor, —No fue mi culpa. Es que Hoseok se tardó en la ducha, sabes como es.

Jeongguk miró al chico sentado en el copiloto, su cabello rojo moviendo con rapidez cuando se giró hacia Yoongi.

—Eso es mentira, ¡Te quedaste dormido! —Hoseok gritó, golpeando el brazo de Yoongi y comenzando una pelea de gritos que Jeongguk había extrañado. En la cárcel todos eran más serios, el único parecido a sus amigos era Wang, aunque nunca debía ser subestimado. Wang podía ser espeluznante cuando quería, y hasta Kim sabía eso.

(...)

—Siéntete como en casa.

Los tres entraron a la casa y Jeongguk asintió ante la invitación de Hoseok, quien siempre había sido el más amable entre él y Yoongi.

—Lindo lugar. —Jeongguk dijo soltando un silbido luego de examinar la sala. Recordaba a ambos viviendo con sus respectivos padres, aunque si era sincero, no le sorprendió tanto. Desde hace muchos años Yoongi le había invitado a Hoseok a vivir juntos una vez se graduaran, aunque Hoseok siempre lo rechazaba porque eran muy jóvenes aún. — ¿Hace cuánto viven juntos?

Yoongi llegó a su lado con una botella de cerveza y se la ofreció, —Dos años, finalmente lo convencí. —Jeongguk tomó la cerveza y la chocó con la de Yoongi.

—Aún ni siquiera es mediodía y ya están bebiendo. —regañó Hoseok, llegando a su sofá y tirándose sobre este.

Yoongi llegó a su lado, cayendo en el sillón y subiendo las piernas de Hoseok encima de sus muslos, haciéndole un masaje en las pantorrillas. —Amor, nuestro amigo acaba de salir de la maldita cárcel, déjanos beber a las diez de la mañana tranquilos.

Hoseok solo rodó los ojos y volvió su atención a Jeongguk, quien recorría con lentitud cada espacio, viendo los cuadros colgados de los años que se había perdido. Cada momento donde pudo estar con ellos, donde ellos pudieron ayudarlo con su hijo.

Jeongguk se encontraba muy agradecido con ambos, no solo por ser sus fieles amigos desde la niñez. Ellos lo ayudaron cuando no tenía nada, sus familias adoptándolo como uno más. Pero también lo ayudaron con Dakho, Jeongguk recordaba la mirada desesperada de Hoseok cuando intentó adoptarlo, pero no tenía los recursos necesarios para hacerlo.

—Así que... —inició Hoseok, y Jeongguk sabía exactamente a donde iría la conversación. Caminó hasta quedar sentado en el sofá frente a ambos. — ¿Qué es lo que harás ahora? Es decir, debes buscar trabajo. Sabes que puedes quedarte aquí sin ningún problema.

𝐉𝐀𝐈𝐋 •*ᵎ GgukminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora