Una última vez...

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Desperté entre los brazos de Ángel, me giré un poco y pude apreciar su rostro mientras aun dormía. Se le veía tan placido y angelical. A pesar de carecer totalmente de inocencia.


No sé cómo pasó que me tuviera tan acurrucada así que deduje era parte de su trabajo. Según tenía entendido a ese tipo de hombres no les llamaba ese tipo de actitudes.


Repasaba lo estúpida que fui ósea ¿Enserio? Me sostengo de inventar un nombre falso y doy mi nombre de pila. Zamira era mi segundo nombre y el único que figuraba en todas mis firmas y algunos documentos debido a un error de digitación.


También pensaba en otras cosas como que.


No se comportó de una manera en que tuviera que recriminarme algo. Solo tenía buenos recuerdos y muy divertidos. Me dolía la parte occipital del cráneo no pude evitar sonreír al recordar la razón.


Creo que lo que es igual no es trampa. Yo le había marcado la frente de un zapatazo y mi castigo fue a la par. En su frente pude apreciar un gran hematoma en forma de media luna, Estaba algo hinchado.


Me carcajee para mis adentros, aquello él lo recordaría de por vida.


Me deslicé escapando de su amarre y me duche en silencio, era bastante temprano deberían de ser como las siete de la mañana o menos.


Me vestí lo más sigilosamente posible, tomé mis zapatos, mis cosas y bajé a paso de punta al primer piso. No sé porque razón miré el camino de las escaleras.


¿Quería irme?. Sentí se preguntaba mi conciencia.


Sacudí la cabeza y seguí caminando.


A mitad de la sala sentí un tirón en el brazo. Me giré isofacto y allí estaba él observándome. Profundamente, como si cuestionara mis acciones.


̶ ¿No pensabas despedirte?. - Preguntó con una media sonrisa.


̶ ¿Tendría que?. - Respondí inexpresiva.


̶ ¿Por qué huyes?. - Preguntó sin apartar la mirada.


̶ No lo hago... . - Respondí en igual forma.


̶ ¿Si no... entonces por qué te escabulles y no haces el mínimo ruido? Ah no... espera... eso que llevas en tus manos no son tus cosas, son alucinaciones, creo que perdí la cordura. - Decia con un matiz burlón.


No pude evitar sonreír sus gestos al hablar eran muy graciosos. Se acercó sigilosamente y atrapó mis caderas en sus manos pegándome a él. Sentía su erección por demás debido a la fina tela del vestido, aquello entrecortó mi aliento por segundos. Pegó su frente a la mía mientras emitía pequeños quejidos parecidos a los de los cachorros cuando buscan piedad o quieren dar lastima.

¿Gigolo?Onde histórias criam vida. Descubra agora