Stefan
Estaba muy preocupado por Zamira hace días que no se dejaba ver de nadie y mucho menos respondía las llamadas, mensajes y señales de humo que se le enviaban.
Entendía que estuviera en duelo pero ella no amaba a Roderick, no lo suficiente como para echarse a morir por casi una semana.
Digo obviamente se nota que lo quería bastante, pero lo cierto era que ganarse el cariño, aprecio, confianza y amor de Zamira, era igual de fácil que ir al infierno a entablar una amistad con el mismísimo Lucifer.
Roderick debió tener un pacto con el mismo Dios... o el Demonio para que ella lo quisiera así, de aquella manera tan especial.
Nadie nisiquiera sus amigos más cercanos y familiares estaban seguros el tipo de afecto que pudiera sentir ella por ellos.
Creo que siempre a pesar de todo lo que demostraba al compartir con ellos, mantenían cierto margen para no llegar al límite en el cual Zamira le dijera de cosas, esa mujer era tan impredecible, que asustaba pero aun así estaba total e irremediablemente enamorado de ella hasta los pies.
Ya sabía a la perfección de donde había obtenido sus actitudes, junto con su mal genio y sus ínfulas de troll, era digna hija de Camile.
El geniecito de Camile era de admirar... de tal madre tal hija.
Estaba en mi habitación descansando un poco estaba muy agotado, entre Liam y las empresas no me daba a basto, lo visitaba más frecuentemente no quería que se sintiera solo.
Había pasado muy poco tiempo, al único que Zamira si le respondía las llamadas era a Liam, un niño de cinco años con un mega teléfono avanzado y yo a esa edad apenas si tenía un auto de carga para conducir.
Era un atardecer muy hermoso y lo cierto era que no tenía nada más en que pensar que no fuera ella, y las bebés.
Merodeando la habitación con los ojos me detuve a mirar aquel sobre que había recibido hace varios Días y que había ignorado conscientemente, ya nada me sorprendía de mi madre.
Me puse en pie y leí detenidamente la nota que sostenía el sobre.
La Sra. Manely me pidió con suma
Entereza que entregara estos sobres después de su muerte
En el momento justo.
La Srta. Zamira también ha recibido un sobre igual a este
Con una carta al igual que usted y un CD-DVD.
Esperando que sus decisiones sean más lucidas
Y brillantes.
Se despide un servidor...
Suspiré forzadamente a saber qué demonios había allí dentro.
Saqué la carta del sobre Isofactamente y lo que decía allí era algo que nunca olvidaría.
Hijo mío....
Siempre fuiste uno de los grandes amores
De mi vida junto a tu hermana Lina.
Siempre quise que fueras un hombre ejemplar,
Que detuvieras tu ritmo de vida un poco,
Que pensaras más las cosas.
Que encontraras una buena mujer que te hiciera
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¿Gigolo?
Teen FictionZamira Monte Cristo es una estudiante de medicina y una joven poco usual, con un carácter extremadamente fuerte e imponente últimamente se siente desubicada. no tolera a sus amigas, sus cinco estrellas de la suer...