Dos mitades distintas...

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Zamira

N o podía concebir que un hijo trátese así a su madre era inhumano.

Era evidente que Stefan no quería hacerse cargo de Liam por completo, pero aquello ¿Qué le costaría...? era un pequeño... con que le dedicase un poco de su tiempo y le diera estabilidad emocional bastaba.

En lo material no necesitaría nada si ya tenía ese lado cubierto que le costaba aplicarse en materia sentimental.

Ya no me perdía en mis visitas había pasado una semana y les visitaba cada día, algunas visitas duraban más que otras ya que algunas solo iba de paso.

Quería estar al pendiente de Mane ya que con tanto stress su salud se deterioraba rápido. Aun tenía tiempo pero podría desvanecerse en cualquier momento y era una lástima a pesar de sentirse tan mal ella aun lucia muy viva.

Liam cada día estaba más apegado a mí era como si supiese lo que sucedería con Mane.

Aquello me entristecía bastante se me rompía el corazón en pedazos cada vez que veía a Mane, otro motivo por el cual iba cada día era para encontrarme a Stefan ese coprófago tenía tanta suerte que no me lo podía creer. Llegaba a unas horas inauditas y como debía regresar temprano al hospital ni de milagro me topaba con él.

Una vez estuve a punto de verle pero se había marchado tal cual llego. El muy infeliz solo tiró la maleta de ropa sucia en el salón y se desapareció, en lo que bajaba de la habitación de Liam en volandas ya se había marchado.

Rogaba al cielo que Stefan sufriera en carne propia lo que le hacía a su madre. Le deseaba todo lo malo que pudiese pasarle a alguien.

Últimamente estaba de Malas y quería encontrarme con él para desahogarme toda la rabia que me carcomía las entrañas.

Stefan

Mientras tomaba dirección a la habitación de Liam para descubrir de una vez por todas quien era la mocosa con la cual me comparaba mi madre, escuchaba sus suplicas de que no la enfrentara ya que ella si se preocupaba y quería a Liam.

¿Por qué ella creía que yo no quería al pequeño? Que me gustara mi libertad no implicaba que no le quisiera. es solo que si ella aun seguía aquí cual era el azote de vida con que me volviera responsable.

Soy una persona muy adaptativa aquello no me costaría nada es solo que aun no consideraba fuese el momento adecuado de cerrarme.

Al llegar a la puerta de la habitación escuche las risas y estuve a punto de hacerlo, pero los gritos de mi madre me desesperaron a tal grado que me retiré dejándola hecha un mal de llanto.

Me había quedado varios días fuera de casa me quedaba con Adrian, él adoraba a mi madre y me retaba por ser tan duro y mal engendrado, juraba al mismísimo diablo que cuando tuviera a esa entrometida frente a mí le pondría en su lugar.

¿Quién demonios se creía para colarse en mí familia de aquella manera? Hasta podría decir que mi madre le apreciaba más que a mí.

Estábamos preparándonos para una sesión de fotos de la compañía para el catalogo nuevo, estaba sentado pensando, un poco decaído por las actitudes de mi madre.

¿Gigolo?Onde histórias criam vida. Descubra agora