Capítulo 9

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Bajo el ascensor a toda prisa, no me molesto en ver a nadie, me da vergüenza apenas llevo dos días y me echaron. Estando afuera, bajo las gradas del lugar casi corriendo. 

—¡Gulf! 

Levanto la cabeza, es el esposo de mi jefe. Se apresura preocupado. De seguro me veo patético. Pensará que están atacando la casa de moda y solo es un despido. A cualquiera le puede suceder, ¡Deja de ser tan débil, Gulf! 

—Buenos días, Señor Suppasit —me detengo a saludar. 

—¿Qué pasa? No es bueno que corras, te puedes caer de las gradas —advierte con delicadeza. 

Creo que sería menos vergonzoso caerse de ellas que ser despedido apenas dos días después de mi contratación. Sin embargo la gentileza del señor Suppasit le dan un brinco de felicidad a mi corazón. Y lo disfruto porque será la última vez que lo vea. 

—He tenido una emergencia —opto por mentir, ya después se dará cuenta de mi despido por lo pronto quiero salir luego antes de que la humillación me alcance y quiera llorar.

—¿Es algo grave? Puedo llevarte —ofrece. 

—No se preocupe. No queda muy lejos de aquí. 

No muy convencido iba a pronunciar algo pero el sonido de su teléfono lo interrumpió. 

—Disculpa —saco su celular dándose un poco la vuelta para contestar. Quise aprovechar para salir escurridizo. En cuanto baje dos gradas, sentí la mano del señor Suppasit en mi brazo. 

—Ven conmigo —ordenó, sin darme tiempo de pensar, me fue jalando y me deje llevar. Cuando vi que no me soltaba me dió por ruborizarme. Entramos al ascensor—. No puedes irte así, todo se aclarara. Confía en mí —me calma con su mirada pasiva. 

Sus palabras llegan a mi corazón. La firmeza con la que habla me hace sentir seguro ¿Que pasará? No quiero que esto se vuelva grande, a pesar de sentirme mal sería mejor no seguir trabajando aquí. Up es mi amigo y no quiero perjudicar pero estar cerca de su esposo me afecta de tal manera que temo hacer una locura. 

El ascensor se abre y el señor Suppasit me suelta, pasa del largo, abre la puerta de la oficina de Up y me indica que sea el primero en ingresar viéndome con calma. 

—Buen día, Director General —saluda al enfurecido padre de Up que se encuentra de pie a lado del escritorio con su hijo rojo de furia del otro lado del escritorio. 

—Mew ¿Por qué traes de vuelta a ese chico? —frunce el ceño  con un toque de sorpresa.

—Director, me disculpo por la intromisión, pero Up no le había comentado nada porque no lo vio necesario después de que yo me encargará de la entrevista del nuevo asistente. Y viendo que anteriormente usted me dió la confianza de tomar decisiones apresuradas de forma inteligente y elocuente no pensé que fuese a importar. 

Trato de no hacer ninguna expresión exagerada pero mis ojos se mueven de Up al señor Suppasit. Se ven como si tuvieran los mismos pensamientos. Un acuerdo en silencio. Son cómplices de una mentira porque en ningún momento me entrevistó. 

—¿Llevaste a cabo la entrevista? —titubeo. 

—Si, tiene experiencia, un buen perfil de asistencia. Un buen candidato para dicha urgencia de mi esposo quien perdió a su anterior asistente de la nada. 

El Director General se quedó pensativo por unos segundos, movió la cabeza en afirmación y tosió para componer su voz. 

—Bien. Si crees que es un buen candidato no lo discuto –respetó la explicación del señor Suppasit—. En cuanto a ti espero que no sigas llegando tarde —demandó hacia su hijo. 

¿Intercambiamos esposos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora