Capítulo 4

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Kao no ha regresado, cuando recibió la llamada salió de inmediato, son las 9 de la noche y no ha vuelto. ¿Le mando un mensaje? ¿Estaría bien? No debo ser tan invasivo. Ya se que tiene trabajo no es necesario que llame. 

Me muerdo los dedos por ser impasible, sigo queriendo ver la televisión frente a mi pero no logro enfocar mi atención del todo a la película. Tomo el control remoto y cambio de canales, uno me llama la atención. Es un chef horneado un pastel de calabaza. Me gustan esos programas donde te dicen paso a paso como cocinar pero soy un principiante, mis clases tendrían que ser desde cero para aprender tan siquiera hacer un postre ¿Y si aprendo a cocinar por medio de tutoriales? Hay páginas que te ofrecen clases online. Sin frenesí, tecleo en mi celular. Encuentro páginas que ofrecen clases todos los días y unas los fines de semanas. El precio del fin de semana no es tan alto así que seleccioné una.

Ahora que hablamos con Kao, probablemente tenga que hacer un esfuerzo por aprender a cocinar. En serio, no quiero que se aburra de mis enlatados. Mi celular suena y me saca de las pérdidas mentales que me doy.

Es Up.

—¿Hola? —contesto la llamada.

—Hola querido. Sé que es tarde, disculpa por ser un maldito importuno. Te llamo porque eres el único que conozco y en base a mi buen ojo crítico, siento que serías perfecto. Mi asistente renunció de repente, el estúpido ni siquiera se molestó en decirme a la cara. Te contrato para ser mi asistente del departamento de compras.

Mis oídos no pueden creer lo que escuchan. Prácticamente me ha contratado sin hacerme una entrevista. Lo pienso. ¿Ser un asistente de compras? Eso implicaría salir. Relacionarme. Debo rechazar no me siento preparado, mis nervios atacan cuando debo estar entre espacios aglomerados o deba estar en una empresa que no es para nada pequeña. No se me da lo de hablar con facilidad.

—La paga es buena. Gulf no tengo a nadie más —su voz pide auxilio. Eso me conmueve. Debe ser difícil para Up, ser director de una casa de moda y encontrar a alguien de la noche a la mañana vuelve loco a quien sea.

—Bien —accedo.

—¡Si, maldita sea! Oh, perdón —suelta una risita—. Me has salvado la vida por tercera vez. El lunes paso por ti a las 7. No te preocupes por el desayuno, yo te invito.

Al colgar el miedo me invade, el repentino valor y las ganas de ayudar a Up se esfumaron. Tengo que preparar mi mente para que acepte el hecho de que debo trabajar en un lugar grande, tener menos tiempo libre.

¿Qué haré?

Mis ojos se dirigen a la puerta por donde entra Kao. Su rostro dice lo agotado que está. Debo decirle que acepte un trabajo de repente y también contarle sobre Up.

Me da una media sonrisa cansada. Le sonrió con indulgencia.

—¿Cómo te fue?

—El producto se atrasó. No había nadie quien reciba por eso me llamaron —se deja caer a mi lado y cierra los ojos.

—¿Quieres comer?

Abre los ojos y me ve. Sus ojos aducen a que quiere decirme algo importante. Niega con la cabeza. —Ya cene. El guardia pidió comida para mí. Pensó que era tarde para seguir aguantando hambre.

Ananda es un buen guardia, siempre le compra comida a Kao cuando se queda hasta tarde. Siendo un hombre de 53 años, le da consejos a mi esposo de que cuide su salud. Siento su cabeza apoyada en mi hombro. Se queda por un tiempo así mientras vemos el siguiente programa de cocina. Esto se siente diferente, jamás se había quedado al lado mío viendo algo por la televisión. Siempre es cada quien con su pendientes o tareas.    

Al terminar el programa Kao estaba dormido, lo muevo con sutileza para que despierte.

—Vamos a dormir.

Parpadea varias veces, se pasa una mano por la cara y se levanta, me da la mano para que vayamos juntos.







🌻🌻🌻







En el sexo jamás hubo beso. Entiendo que quiera cambiar la rutina, pero se ve nervioso.

Intenta rodearme con sus brazos, mete una mano debajo de mi camisa. Sus manos frías y suaves me erizan la piel, emocionan a mi corazón. La mueve lento mientras sigue chupando mi cuello. Las yemas de sus dedos suscitan una escalera de caricias por mi espalda baja.

¡Quiero más! Busco su boca y me deleito con su lengua. Un gemido sale de mi y siento mi libido despierto, mis caderas se mueven solas. Quiero que Kao haga algo más que solo tocarme la espalda. Entonces caigo en cuenta que él no está excitado. Me detengo y me separó.

—¿Pasa algo? —pregunto con la cara llena de vergüenza.

—Lo siento Gulf. No se que pasa, tal vez es por qué estoy cansado. En serio quiero estar contigo pero no logro nada —excusa con pena.

—Está bien. Lo entiendo —resignado y sintiendo pésimo atractivo me bajo de él, me coloco la camisa para después ir al baño.

Mis ojos brillan, mi nariz pica, la humillación sube hasta mi garganta y se desliza por mis mejillas en forma de gotas saladas. Entiendo que en estos momentos no quiera. En el pasado no es porque tengamos un sentimiento de querer hacer el amor o besarnos, probablemente esté acostumbrado a que sea sexo planeado. Me seco las lágrimas con pañuelos extras del buró en el baño. El espejo me traiciona mostrando mi peor reflejo. Lavo mi cara en intento de que desaparezcan las manchitas rojas de mis párpados y la nariz pero es un caso perdido.

—Gulf ¿Estás bien? —pregunta Kao con dos toque en la puerta.

—Si, en unos minutos salgo —ya no se oye nada. Tiro la basura al cesto y peino mi cabello con los dedos. Me convenzo que no se dará cuenta de que estuve llorando y salgo del cuarto de baño. Al acercarme a la cama trato de no ver a Kao. Subo la colcha hasta mis hombros y me doy la vuelta.

—Buenas noches —digo para que no piense que me siento horrible o para que no piense que me molesta el hecho de que sea el único que tenía deseos de tener un cambio de rutina, de sentir más que besos o penetraciones sin que exista amor.

–Buenas noches —contesta con voz preocupada, pero no dice nada más. Se mueve un poco de su lado y al final apaga la lámpara de la mesita de noche.
























🐋Hola, espero estén bien. Esto es todo el día de hoy. Nos vemos el lunes, se cuidan 💗





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