Capítulo 28

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El evento ha terminado. Mew habla con las últimas personas en el salón mientras estoy sentado al lado de la madre de él escuchando la historia de su vida. Ella fue una de las primeras mujeres de su familia que logró reformar una empresa que se había caído. Reunió todo sus recursos y confío en su personal de trabajo, construyó cimientos fuertes para que no perdiera ante tanta competencia. 

—Es todo un reto, cuando se trata de escalar. Hay compañías que no tienen la consideración ni maneja con justa acción, en estos tiempos si te duermes eres comida de tiburones –toma  su taza de café al compartir conmigo una entretenida charla. 

—¿Usted forma parte de los tiburones? —indago con cautela.

—Eres listo —sonríe complacida—. Ya veo porqué Up te eligió como su asistente—. Trato de no serlo, en algún punto acciono pero no afecto a minoristas solo a los magnates —contempla su hazaña. 

Ella parece inofensiva pero algo me dice que en los negocios es más que un tiburón. El que se descuide es presa fácil y admiro eso. 

—¿Las fragancias que vende? ¿Es verdad que contiene un elixir secreto? —trato de no sonar tan invasivo, solo quiero corroborar las habladurías de la prensa y ciertos comentarios sin pruebas. 

—¿No eres periodista o si? —me examina con desconfianza. ¡Hay no, metí la pata!  Ahora pensara que quiero perjudicarla—. Es broma —rie—. A tu pregunta. Sí tiene fórmula secreta, en uno de mis viajes para aprender los diferentes tipos de destilación me encontré con una flor desconocida, es propia de un pueblo que no es tan recurrente, por eso la fragancia de nuestros perfumes mantiene ese excéntrico olor. ¿No tienes uno? Mew los utiliza. 

—No. No me he dado el capricho de tenerlo —comparto, aunque no creo que lo necesite. Lo he podido sentir en Mew y me agrada así. 

—Voy a jalar de las orejas a ese malcriado ¿cómo es que no te ha dado ninguno de nuestros perfumes —ella se levanta y va a una de las mesas, trae una bolsa color magenta en sus manos—. Ten, tómalo como un obsequio. Después te daré otro de menos marketing —bromea. 

—Oh, no se moleste. No creo que pueda. 

—Si puedes aceptarlo. No admito devoluciones —establece con amabilidad—. Que bueno que mi hijo y Up tengan a un asistente como tú , he logrado notar que tienes buen corazón y no buscas intereses —me ve con ojos amables y sinceros. 

No puede ser. La madre de Mew ha descolocado mi corazón. Ella está agradecida conmigo y yo no pienso más que en meterme con su hijo y arruinar un matrimonio que está bien. Mi mente culposa está decepcionada de mi. 

—Madre, ya se fueron todos los invitados. Es mejor que descanses —se acerca Mew. 

—De verdad, ha sido un día largo —ella se levanta del sofá. 

—Te llevo a casa. 

—No hijo, Leonard vendrá por mi —busca su bolso—. Cuando tengas tiempo visita a tu abuelo quiere hablar sobre asuntos importantes —avisa. 

—¿Es necesario? Creo que ya me se el discurso de se un buen jefe —suspira. 

—No seas caprichoso, pero te aseguro que no tiene nada que ver con discursos. Te conviene —convence la madre de Mew colocando su bolso en el hombro—. Me voy, aprecio que vinieras y Gulf —coloca sus manos en mis hombros—. Cuida a mi hijo. 

Me siento comprometido, eso le pone un peso grande a mis hombros. Ella da un último abrazo a su hijo y sale por la puerta del salón. 

—¿Tienes hambre? —me rodea de nuevo la cintura, tiemblo sin dejar de pensar cuánto me afecta, pero no puedo sucumbir a mis deseos. No cuando me pidieron que lo cuide. 

¿Intercambiamos esposos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora