¿Intercambiamos esposos?

Capítulo 40

Up

¿Qué haré ahora? Mew está destrozado, varias veces intentó llamar a Gulf pero Kao le contesto diciendo cosas estúpidas y siendo un grosero de mierda. ¿No puede dejar que Gulf decida? Solo espero que mi amigo no se deje llevar por el idiota de su esposo. Tal vez no fue la mejor forma de acercarnos a ellos pero no sabíamos cómo resultaría el destino. 

Aún sigo pensando que tengo la culpa, debí decirle a Mew que le dijera la verdad antes, ellos se merecen el uno al otro, lo que yo tengo con Kao no es tan fuerte. Kao no me ve como Mew ve a Gulf. Lo mío con ese imbécil solo ha sido sexo, aunque he llegado a sentir que puedo estar con él, que quiero tenerlo conmigo no creo que él sienta lo mismo. 

Up: Gulf, perdóname. No es como piensas, te sigo considerando mi amigo, te aprecio como el único amigo sincero que he tenido. Por favor hablemos. 

Envié el último mensaje a Gulf desde que llegué del viaje. ¿Cómo le diré a Mew que Gulf no me habla tampoco?

—Dime que te contesto —su frente está fruncida en un desconsolado sufrimiento. 

—Lo siento. Nada. 

—Up, ¡No puedo! ¡No quiero aceptar el hecho de que piense que todo fue un juego. En verdad lo amo! —sostiene su cabeza en desesperación. Jamás lo había visto así. Duele ver sufrir a la persona que me cuido todo este tiempo. ¡Tengo que solucionar esta mierda! 

Tomo las llaves, me coloco un abrigo para el frío que se hizo presente durante los últimos días. 

—¡Voy a recuperar a tu cerecita! —decidido le informo a Mew.

—¡Espera, voy contigo! —él se viene detrás de mi, arrancamos el auto. La prisa hacía que mi manos temblaran de nerviosismo. 

Llegamos al edificio Mew estaba impaciente. Esta sufriendo cada minuto lejos de Gulf. Llegamos al segundo piso, toque la puerta tres veces seguidas, una más insistiendo hasta que Kao fue quien nos recibió. 

—¡No los quiero ver aquí! –furioso Kao nos iba a cerrar la puerta pero Mew lo detuvo empujándolo, ahora se que no debo hacer enojar a mi amigo, su fuerza es como la de un oso aplastando tu cabeza. 

—¡Pudrete Kao! —gritó Mew al idiota tirado en el suelo mientras ingresa a la habitación y yo me quedo en la puerta.

—¡No deberían estar aquí! ¿No tienen vergüenza después de haber mentido, manipulado y restregado su plan de victoria?
—Kao me ve vilmente levantándose del suelo. 

—Kao, no seas tan irracional. Metimos la pata. Eso es claro, pero tú vivías mintiéndote a ti mismo y a Gulf. No somos los únicos sin vergüenzas. 

—¡Cierra la maldita boca! —toma mi mentón con ira contenida en sus ojos—. ¡Me utilizaste! ¿Sabes que? Yo también lo hice. Fuiste un increíble pasatiempo, fuiste la puta perfecta para satisfacer mis necesidades. Al menos con Gulf no podía darme esa libertad porque él siempre fue un inocente y agradable ser —aprieta con fuerza sus dedos. Eso duele. Me lo gane y está bien pero no puede evitar romper mi corazón. Mis lágrimas resbalan como nunca han caído ante este desgraciado sin sentimientos. 

—¡Maldito hijo de perra! No tenías ningún derecho a prohibirle las llamadas —Mew lo jala hacia adentro. Lo tira al suelo, le clava un puño en la quijada que me sorprende—. ¿En dónde está? —vocifera y suelta otro golpe—. ¡Dímelo! 

Kao escupe sangre de la boca, sonriendo como un loco. —Se fue, terminó conmigo y se largó. Está dolido por lo que le hicieron. Mátame si quieres no se a donde ha ido —cierra sus ojos derrotado esperando otro golpe como si supiera que se lo merece.