Capítulo 23

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De vuelta a la oficina del director general ya no me da más carpetas, ahora me lleva a la sala de juntas, quiere que prepare la sala para la siguiente reunión, me habla sobre la publicidad que se hará para la siguiente presentación de línea de ropa. Mientras tanto veo que todo esté en orden, él sigue hablando detrás de mí. Mi mente está guardando cualquier información que me comunique y mis manos se mueven en busca de lo necesario que se necesite. Enciendo la pantalla para la presentación, proveo bebidas, que los asientos estén completos.

—Señor Kanawut, creo que sería de ayuda que esté entre la prensa, sería un entrevistador y llegaría a ser jefe de prensa tengo contactos en esa área, sería de buena ayuda tenerlo como contacto para nuestra exclusividad. 

Me detengo en lo que hago. ¿Está proponiendo que trabaje fuera de la empresa para su beneficio? No creo poder hacer eso, le hice una promesa a Up. 

—Señor…

—¿No me digas que le eres fiel a mi hijo? ¿En serio eres su amigo? Conozco a todos los amigos de Up, solo se acercan por su dinero y es un tonto que no se da cuenta. 

¿Cómo puede expresarse así de su hijo? Me da rabia.

—No busco nada de su hijo, mi amistad es sincera y no busco empleo, ya tengo uno —mi corazón tiembla, es la primera vez que me enfrento a una persona que bien puede despedirme de nuevo. 

—Tu también eres un tonto —se nota la molestia y se acerca con lentitud iba a decir algo más pero la puerta de la sala se abre de par en par. Es Mew quien entra. 

—Benedict, disculpa. Si no te importa debo llevarme al asistente de mi esposo. Mi secretaria tiene trabajo extra, ella no podrá con tanto, necesito que el señor Kanawut se encargue del trabajo —habla con serenidad y convicción. 

—Supongo que lo tome por mucho tiempo —razona el director—. Nos vemos, Kanawut —remarca mi apellido con recelo. 

Eso es más extraño, ¿que pretende el padre de mi amigo? Sigo pensando que quiere perjudicar a su hijo quitándole el asistente. Camino fuera de la sala de juntas sin olvidar mi bolso. Cuando entramos al ascensor, Mew me abraza tomándome por sorpresa. Al parecer algo le angustia. 

—¿Que quería Benedict, contigo? ¿dijo algo fuera de lo común? —desesperado, me sorprende y me quedo helado de los nervios. 

—No se… solo me dió trabajo y mencionó sobre periodismo y un cargo. 

—Lo siento, Kulap me lo dijo muy tarde y cuando te vi en los vestuarios pensé en llevarte pero tuve que hacer algo urgente. 

—Está bien, pero ¿por qué te disculpas? —me separo para verle a los ojos. 

—Cerecita, sin importar que, debes mantener la guardia alta con Benedict, es ambicioso y utilizará cualquier medio para convencerte y llevarte en contra de su hijo. 

—¿Por qué hace eso? No entiendo —busco una explicación. 

—Benedict es un hombre de principios antiguos, la mayoría de sus hijos son varones pero tiene una hija y está Up, que es un doncel.

—¿No le gusta que sea doncel? —cuestiono y Mew asiente, su agarre en mi cintura es más notoria.

—No te fíes de él —reposa su cabeza en mi hombro. Su peso se siente como si estuviera angustiado unos minutos antes.  Quiero corresponder el abrazo pero la puerta del ascensor se abre y se aleja para recomponer su postura. 

Cuando llego a mi escritorio, Kulap no está en el suyo. 

—Alista tu bolso, nos vamos  —avisa y se adentra a su oficina. Al parecer era una mentira de que me necesitaba para el trabajo. 







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