Capítulo 34

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Gulf

—Gulf mañana no te volveré a ver —cierra sus ojos Bright con pesar—. Ya tienes mi número. Si en algún momento necesitas algo, contactame.

El señor Vachirawit maneja sin despegar la vista del camino pero tiene una seriedad en sus palabras. Siento que es de confianza.

—Gracias. Fue un gusto trabajar con usted, en nombre de mi jefe le agradezco por ayudarnos de inmediato.

—No puede ser —se tapa la cara con una mano—. Ahora entiendo porque Mew te cuida tanto —sonríe y revela su rostro sonrojado.

—Creo que a veces exagera y me disculpo si es rudo con usted.

—No exagera, eres demasiado hermoso como para descuidarse. Sería un tonto si mi amigo baja la guardia —agita sus manos en negación con algo más para decir—. No pienses que estoy detrás de ti. No me meto con los esposos de mis amigos y menos con el de Mew. Ese hombre no parecía querer casarse, siempre tenía metas sobre metas, me alegra que haya encontrado a su persona especial.

El hecho de que no estoy casado con él en realidad me detiene a pensar de que ¿soy yo? O ¿es Up?

—¿Persona especial?

—Si, se ve feliz contigo además jamás lo había visto cariñoso.

¿Solo lo es conmigo? Mi corazón palpita a todo ritmo solo con creer que soy su especial. Esto que siento... ¿Será que también es mi persona especial?

—Bueno cómo es el último día te invito a comer. Creo que como hoy es mi último día sería bueno que descanses. Después de comer ve directo a casa.

—Sí jefe —sonrío apreciando que Bright sea considerado, el fin de semana trabajamos bastante.

El señor Vachirawit no es irrespetuoso una vez que entablas una conversación con él, siempre se ha portado como un amigo y también como un jefe. Me da consejos sobre el trabajo y también me dió la confianza de narrarme parte de su vida. No nació en una cuna de oro, un huérfano entre mil niños esperando a ser escogido y tuvo suerte. Vive en un hogar lleno de amor, está en la cúspide del éxito, no tiene pareja y es un don Juan, al parecer se siente orgulloso de eso. Afirma que su debilidad son las mujeres y que soy el único que lo cautivó por eso me hizo la invitación aquel día.

Después de comer el Señor Vachirawit me llevo al departamento. Al ingresar, pasó directo a la habitación para quitarme los zapatos y la chaqueta. Me abalanzo a la cama adorando el suave colchón bajo de mi, estos días sí que han sido pesados. Agarro la almohada y es la que Mew utiliza para dormir, tiene su olor. Esto me hace recordar el día que estuvimos cerca, cuando me tocó. Hace mucho que no sentía ese placer y aunque he estado ocupado e hice a un lado a Mew en estos días, sigo recordando, sigo queriendo que me toque más y cumpla con lo que dijo cuando estuvimos en las montañas. ¿Cómo hago para detener el regocijo de mis deseos?... Me aferro a la almohada para respirar el aroma de Mew.











🌻🌻🌻















Abro los ojos con pereza, alguien toca la puerta me levanto medio orientado y arreglo mi cabello. El reloj en la sala indica las 3 de la tarde.

—Buenas tardes. Tengo una entrega para usted —me encuentro con el repartidor en la puerta.

Yo no ordené nada.

—¿No sé habrá equivocado de número? —me aseguro de que no me estén dando algo que no es mío.

—No, joven. Esta es la dirección correcta y el número correcto. Firme por favor —muestra la tablilla.

¿Intercambiamos esposos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora