Namjoom y Jungkook caminaban como cada tarde devuelta al hogar y como cada tarde Joseok los esperaba en la puerta...
Para Joseok, la espera para ver a Jungkook era un suplicio, caminaba de lado a lado en la puerta, movía sus manos con desesperación, miraba hacia el horizonte buscando entre las personas que caminaban por las calles si Junkook y su hermano se acercaban hasta el hogar de menores que él administraba, cuando al fin los divisaba su sonrisa se transformaba en carcajada, su cara depravada se enternecía al ver al pequeño Brambilla Kimjeon llegar hasta el hogar, siempre Joseok le tenía un caramelo para premiarlo por su buen desempeño en la escuela, por su parte a Nam, lo enviaba a las barrancas de comida para que ayudara con los vegetales de manera que no estorbará en sus quehaceres a Jungkook. Mientras al mayor lo trataba con desprecio y frialdad al más pequeño lo abrazaba de manera impulsiva, de vez en cuando le daba un golpe en su trasero, esto con la excusa de estar animándolo para que se cambiara y regresara lo más rápido posible a realizar su entrenamiento de Taekkyeon y Taiwando junto a él.
Era tal su malversado actuar que cuando miraba alejarse a Jungkook lo hacía besando su mano con esa risa desesperada, con un tono de locura que poco podía ocultar, pero debía disimular para no levantar sospechas, debía controlarse, después de todo, sus deseos aún eran inapropiados... enamorar al Chico de los ojos profundos y brillantes era su meta.
Joseok necesitaba crear un entorno, una imagen de él que proyectara seguridad, justo lo que necesitaba el chico, él debía hacer que lo viera como un conducto de profunda protección, después de todo el muchachito había pasado por muchas torturas, por lo que necesitaba sentir seguridad, amor, ser acogido con cariño y eso él lo haría con la mayor devoción, desde que Jungkook había llegado a su lado, sus deseos sórdidos, depravados eran incontrolables, cada gesto del niño provoca en él un sin fin de emociones, lo hacía estremecer, excitar, a veces no podía controlar sus impulsos de querer tenerlo entre sus sabanas por lo que él satisfacía sus deseos con alguno de los niños o niñas del hogar, esos que nadie buscaba, pues eran hijos de la calle, abandonados, seres miserables, desechables que ni sus propias familias estaban dispuestas a acoger en su seno, Joseok buscaba a los infantes que más se parecían a Jungkook, y los usaba para satisfacer sus pedófilos instintos. Pero Joseok debía ocultar estos deseos, solo algunos conocían éste y otros secretos, si el resto de la organización supiera de lo que él hacía, sería acribillado, uno de los códigos de los Kimjeon era jamás tocar niños, y él lo hacía todo el tiempo.
(Narra Joseok)
Ver entrenar a mi niño de ojos negros, es un deleite para mí vista, poder tocar su ya tonificado cuerpo me estremece, sé que debo disimular, sé que debo contraer mí deseos de hacerlo mío, porque con él quiero vivir una historia de cuentos de príncipes de esos de Disney, quiero ser su protector, quiero ser su héroe de cuento, su príncipe azul, con el quiero lo bueno, para satisfacer mis necesidades biológicas puedo tomar a cualquiera de los pelagatos del hogar, esos son desechables, mi Jungkook en cambio, es el ser más puro, frágil, un ser delicado que ha sido creado para mí. Mirar sus movimientos y como su joven cuerpo se tonifica con el ejercicio, es algo que estremece cada una de mis células... seguramente hoy tendré que elegir a uno de los mocosos, tendré mucho calor que controlar...
Ha sido una agradable tarde junto a mi Niño, en sus estiramientos lo ayudé... ¡Dios! no pude evitar tocar disimuladamente su entre pierna, con la excusa de poder ayudarlo a estirar los abductores internos, moría de ganas de tocar más arriba y saber si ya sus intimidades estaban desarrolladas, por su edad ya deberían estar, de solo imaginarlo la saliva me caía por la boca, pero lograba controlarme, lograba pensar en otras cosas, pero junto con mi delirante oportunidad de tocar sus piernas ya musculosas gracias a los ejercicios, y poder sentir su fibrosa espalda contra mi pecho mientras le ayudaba en el impulso, vino algo que alguna vez imagine pero que nunca me permití creer-.
- Señor Joseok, puedo hacerle una pregunta-. dijo con su voz profunda y muy tímido.
- Por supuesto cariño dime que necesitas saber, sabes que nunca te ocultare nada-. dije feliz por la confianza que me manifestaba.
- Bien, me da vergüenza preguntar, pero... pero quisiera saber ¿cómo o cuándo sé, si alguien gusta de mí, o yo gusto de esa persona? -. Me ilusioné por un segundo pensé que mi cuerpo cercano a él y en la edad de las hormonas delirantes era yo el tema de su duda... gran error-.
- Pregunto por qué hay alguien en la escuela, una persona que creo me gusta, cuando veo a esa persona todo mi cuerpo comienza a sudar, la saliva de mi boca se seca y me cuesta hasta concentrarme, si pudiera pasar cada instante con esa persona sería muy feliz, ¿usted cree que eso sea que me gusta? -.
- No cariño, eso es solo que te agrada esa persona-. respondí en seco y tajante
No daba crédito a lo que mis oídos escuchaban, él estaba interesado en alguien, quién era, donde vivía, era algún compañero o compañera, un profesor o profesora, de dónde salió esa persona, de seguro era una chica, esas patrañeras eran demasiado invasivas con los chicos a la edad de Jungkook, no podía ser, alguien estaba tratando de alejarlo de mí, está decidido, ¡ESTA DECIDIDO ESA PERSONA DEBE MORIR! -.
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La inocencia es un atractivo que muchos pedófilos no pueden resistir, debemos siempre cuidar y educar a los más pequeños para que nunca deban enfrentarse a este tipo de personas.
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Amor En Mafia.
FanfictionJimin y Jungkook, ambos de 16 años se verán enfrentados al odio y los celos de un psicópata que desea a Jungkook. Dos familias ligadas de distintas formas a la mafia. Los Brambilla Kimjeon una familia ítalo-coreana, poderosos, manejan los hilos del...