BIENVENIDA

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Una sensación de emoción se apodero de mi cuerpo después de ocho largos años fuera de casa, lejos de mi país, de mi familia y amigos habían sido un torbellino de cambios y secretos. Me encontraba frente a aquella gran mansión, en la que desde que era niña sentía como una prisión de oro y agonía.

Respire varias veces seguidas mientras los de seguridad verificaban mi identidad y la del Uber que me había recogido en el aeropuerto, llamando a papa, ya que mi madre no sabía de mi llegada intente localizar a Lexie, pero me fue imposible. Alrededor de cinco minutos el hombre se disculpó por la retención, abrió el enorme portón para ingresar a aquel espacioso jardín que daba la bienvenida al ingresar a la lujosa casa.

El conductor se estaciono, me ayudaba a bajar mis maletas cuando una figura familiar se asomó por la entrada de la casa, me dio una amplia sonrisa, su rostro irradiaba de alegría.

Malia venia alegremente a mi encuentro.

—Pero mírate, eres toda una mujer y una muy hermosa, no sabes cómo te extrañe—hablo llegando a mí, extendió sus brazos para darme un cálido abrazo de bienvenida.

—¿Cómo sabias que era yo?, digo nadie sabe que vendría a excepción de mi padre—hablo sonriendo—Dios no sabes cómo te extrañe. -susurre mientras la abrazaba.

—¿crees que tu padre no me diría?, el me pidió que te recibiera y yo estaba encantada de hacerlo—respondió

gracias, de verdad, Lexie ¿está en casa? —interrogue acomodándome el cabello.

—si cariño, pero no sabía de tu llegada, esta atrás tiene una fiesta—respondió

—oh, eso es genial, bueno quiero saludarla—dije

—por supuesto, nosotros subiremos tu equipaje a tu nueva habitación, ya sabes por donde ir—hablo

—claro que sí, te agradezco, ¿me veo bien? —interrogue

—estas preciosas, si no te conociera, juraría que eres otra persona—dijo sonriendo ampliamente.

Malia no mentía, realmente me veía diferente a como era antes de irme.

Me despedí, y empecé a caminar hacia el jardín de atrás, donde está la piscina, la música retumbaba cada vez más fuerte mientras rodeaba aquella casa, risas, chillidos, se escuchaban. Me detuve un momento, solo me faltaban unos pasos, hace mucho no veía a mi hermana, casi siete años, ni a ninguno de mis amigos, por lo que entendí ellos aún era inseparables y estaban aquí, el también, me recompuse, inhalé y seguir.

Estaba aquí, después de todos estos años, habían alrededor de veinticinco personas todas no mayores de 26 como Lexie, seguramente de la universidad o trabajo, camine un poco más lento hasta que un rostro familiar me observo me levante los lentes lentamente y sonreí.

—¡no puede ser! —chillo Lexie haciendo que varios posaran su mirada en mí.

Camino hacia mí, algunas chicas que estaban a su lado empezaron a murmurar.

—mierda, ¿esa es Maddie? —Escuche la voz extrovertida de mi mejor amiga.

El sonido de la música bajo, todos murmuraban entre sí.

—pareces una modelo, mírate estas preciosas, casi no te reconocí—saludo mi hermana.

—Hola Lexie, también me da gusto verte—sonreí.

Nos dimos un abrazo y entonces mis ojos se encontraron con aquellos ojos color avellana, el cabello alborotado, su cara tratando de escudriñar lo que sucedía, también me sonreí con Emma quien les habla de mi al resto.

JUEGOS DE SEDUCCIÓN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora