CONFESION DE AMOR

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MADDIE


Escucho golpes fuertes que provienen de la puerta principal, entre el sueño tomo mi bata y camino, son las dos de la mañana, ¿Quién podría ser a esta hora?

Abro la puerta y lo veo recostado en el marco.

—¿Santiago que haces aquí? —cuestiono.

—Yo...vine a despedirme —dice.

Al hablar el olor a alcohol envuelto en su aliento me hace ver que estuvo tomando.

—Pero bebí y ahora tengo tanto que decir...—habla.

—Santiago tú me importas mucho, hay muchas cosas que quiero decirte, pero no sé si sea el momento, te ves agotado digo, vamos a dormir y hablaremos mañana. —digo.

—No, por favor no, ¿me llevas a casa? —cuestiona.

—¿A esta hora? —cuestiono.

—Por favor. —suplica.

—De acuerdo, déjame ponerme algo y nos vamos —digo.

Me coloco unos jeans rápido, busco mis llaves y al llegar a la sala lo veo saliendo, camino tan rápido como puedo para alcanzarlo.

—Está bien cálmate, te llevare a casa —digo.

Conduje por unos veinte minutos hasta que llegamos a su casa, todo estaba apagado.

—Hay mucho silencio —digo.

—se han ido, les dije que me dejaran solo —me hace saber.

—Ah, bueno te llevo a tu habitación —digo.

Como puede abre la puerta de su casa, nos adentramos a ella, le ayudo a subir, es un hombre grande, trato de sostenerlo, no parecía estar tan borracho, pero no puede sostenerse solo.

Caminamos por el pasillo que lleva a su habitación, se frena de golpe por lo que me hace tambalear también.

—¿Qué pasa? —cuestiono.

—En esta —dice señalando aquella habitación que destruí cuando me enteré de lo de Lexie.

—¿Por qué aquí? —pregunto.

Se suelta de mí y la abre.

—Ven —dice.

Camino detrás de el para aquella habitación que esta oscura, deja que entre y al hacerlo finalmente presiona el interruptor y todo dentro de mí se conmueve.

Observo aquella habitación de esquina a esquina.

—La he reconstruido todo, sé que tu rompiste nuestras fotos, pero yo no puede —dice.

Recuerdo esa noche destroce todo, rompí algunas fotos, tire todo lo que pude, ¿Cómo había logrado arreglar todo?

—¿Por qué? —cuestiono

—¿Por qué esta habitación refleja cómo somos, nos hemos destruido uno al otro y luego nos reconstruimos —dice?

—¿De qué hablas? —cuestiono

—Fui a tu casa a despedirme, pero me estaba armando de valor —dice.

—¿Estas bien? —cuestiono.

—Sí, si fui a ver a Larissa bueno a mi madre, sabes por primera vez tuve una buena charla como una de esas de madre e hijo —dice.

—¿Acabo mal? —cuestiono

Niega con la cabeza, casi no se puede sostener.

—No, todo lo contrario —responde.

Se balance de un lado a otro, me acerco a él para dale mi hombro y lo logro llevar más adentro.

JUEGOS DE SEDUCCIÓN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora