UNA BALA POR TI

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SANTIAGO

Odiaba los hospitales, eran abrumadores abro los ojos lentamente tratando de entender lo que pasó, recuerdo haber escuchado el maldito beeeeeep, sin embargo, he perdido el conocimiento.

Trato de sentarme no podía estar ni un minuto más aquí, necesitaba saber de ella, necesitaba saber que no era verdad que había imaginado todo.

El sonido del monitor retumba por la habitación, mi padre llega rápida y la enfermera tras él.

—Santiago, cálmate por favor — habla tomando mi mano.

— Papa dime que es mentira, dime que imagine todo y que ella está bien —suplico, las secuencias del suero me tienen frágil y me hace tambalear.

—¿Por qué no dices nada papá? —arrastro la pregunta.

—Me duele verte así Santiago, tu amor por ella sobre pasa todo, me alegro que ames con esta fuerza, pero también me preocupa— responde, algo que ni siquiera tiene querencia.

—Papá, por favor—suplico.

—Está bien, Santiago su corazón se detuvo por un minuto, prácticamente murió, pero se aferró a la vida, su corazón volvió a palpitar, los doctores dicen que está mejor, aun no sale de cuidados intensivos, pero ya mañana la trasladan a otra habitación. —explica.

Siento como el aire regresa a mis pulmones.

Asiento sin renegar más, entendía que debía tranquilizarme un poco, ahora que ella está mejorando podía estar tranquilo, necesitaba verla, pero lo haría cuando me lo permitieran.



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MADDIE

Abro los ojos, aquella luz blanca hace que vuelva a cerrarlos por la sensación que me causa.

Me siento adolorida, no sé en donde estoy, intento moverme, pero siento pequeños piquetes en el abdomen.

Medio me siento, porque el ardor en mi espalda está torturándome.

Escaneo toda la habitación, y entonces mis ojos ubican a alguien recostado en el sofá.

Es Santiago duerme como un niño, veo su brazo en el lleva una férula, los recuerdos e ideas empiezan a acomodarse.

Recuerdo aquel hombre disparar y el intervino.

También veo el vendaje en su mano izquierda, prácticamente está herido de ambos lados.

Lo sigo observando por unos minutos y finalmente abre los ojos.

—Lo siento, me quedé dormido —habla levantándose y llegando a mí.

—Hola Santiago —digo con la voz ronca.

—¿Cómo te sientes? — pregunta haciendo mis mechones de cabello a un lado.

—Bien, me duele la espalda— respondo.

—Es normal has estado por más de una semana aquí— dice jugueteando mi mejilla.

—¿Santiago? —llamo. El me ve curioso y también con temor de lo que pueda preguntar.

—¿La mujer está viva? —cuestiono con miedo.

—Si Maddie, aun no le han dado el alta tuvo una contusión por el golpe, pero se está recuperando, su novio está en prisión, seguro vendrá la policía a tomar tu declaración. —explica.

JUEGOS DE SEDUCCIÓN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora