EL FUNERAL

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Recuerdo una noche cuando mi madre dijo: el pago de nuestras malas acciones es un costo alto, tan alto que se llevan algo más de lo que quisiéramos perder.

Gran razón tenía, estaba perdiéndolo.

Todavía me resisto a creer que todo esto es real, tratado de calmar el sagrado, pero me es imposible, tengo las manos llenas de sangre.

—Perdóname, por favor perdóname esto es muy culpa —digo entre sollozos.

—No pasa nada, escucha...—su respiración es aguda y está sudando frío.

—Perdone, por favor no puedo perder no quiero por favor aguanta, la ayuda vendrá pronto solo quédate conmigo — suplico.

—No tengo nada que perdonarte, sabes el enorme amor que te tengo... Maddie tu eres mi otra hija y no podía dejarte en el peligro. —dice.

—Arthur, no quiero perderte, tu eres como mi padre y no podría con esto — digo entre lágrimas.

—Shh no pasa nada, Dean y Sean están aquí, los van a ayudar —murmura.

—Arthur por favor mantén la calma, te llevaremos al hospital —dice Santiago.

Observo sus manos también está llenas de sangre.

Tratamos de parar el sangrado por varios minutos a lo lejos las sirenas de ambulancia y policías se escuchaban o era que yo estaba a punto de desmayarme por el sube y baja de emociones.

—Santiago— escucho el grito de Gael.

Sean y Dean llegan a mí. Revisan el pulso de Arthur, ambos me ven con pena yo permanezco en completo silencio, observando el cuerpo de Arthur.

—Está muerto — dice Sean.

"Díganme algo que no sepa" pensé.

Gael reniega apenado por la situación, abrazando a Santiago.

—Maddie ¿Estás bien? —cuestiona tocando mi hombre.

Sin embargo, no reacción mi mente y mis pensamientos son un revoltijo me duele mucho pero no sé dónde solo sé que me duele.

—También está muerto — murmura Dean.

Llevo mi mirada al cuerpo de Erick quien quedó tendido a un lado.

—Maddie levántate por favor—la policía llegó y deben recoger el cuerpo de Arthur— habla Gael.

Solo reniego con la cabeza.

—Maddie por favor—suplica Santiago.

Llevo mi mirada a él estaba consumida por el dolor y nada de lo que escuchará iba a consolarme.

Finalmente, la policía hace que me mueva, m3 colocan una manta sobre los hombros, toman declaraciones, Santiago habla y habla.

Trataron de hacerlo conmigo, pero Gael intervino diciendo que estaba en shock y la verdad es que no mentía no tenía cabeza para hablar en estos momentos.

La policía le ayuda a salir, Santiago se ofreció ayudarme, pero no quise, mientras avanzo doy varias veces miradas a tras donde el cuerpo de Arthur y de Erick ha quedado.

Finalmente salimos de aquella enorme bodega que parecía interminable.

Al salir veo a mis padres, Lexie, Adrián y mía.

La noche empieza a caer no se en que momento paso tanto tiempo.

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SIGUIENTE MAÑANA

El luto o duelo como querías llamarle es la sinfonía más triste de la vida, la canción más triste que no deseas volver a repetir.

La pérdida te romperá el corazón en mil pedazos, es como un agujero que se te hace en el corazón uno que jamás podrás llenar ni sellar, te acompañara el resto de tu vida, vivirás con los recuerdos y queras volver a ellos una y otra vez.

Los funerales, en general suele ser fríos, días nublados y no sólo por la pérdida del ser querido es como si la naturaleza se pusiera de acuerdo con tus emociones y quisieran pintarlas sobre el cielo oscuro y pagado, transmitirlo por el frío y llorarlo a través de la lluvia.

Observo todo alrededor hay personas rezando muchos rostros que no reconozco, empiezan a bajar el ataúd, esa caja de madera áspera y oscura donde va el cuerpo de Arthur, quien fue mi segundo papá, miles de recuerdos van por mi mente.

Las personas empiezan a irse, poco a él lugar se siente más desolado.

Veo a Ada la hija de Arthur viniendo a hacía mí, si me cachetea la verdad es que me lo merecía.

—Ada, lo siento mucho...yo de verdad no quería que esto pasará Arthur era como mi padre. —digo.

—No estoy enojada contigo Maddie, ambas sabemos nada evitaría que mi fuera allá por ti, porque mi padre te amaba de la misma manera que a mí. —dice entre lágrimas.

—Yo lo amaba, sabes que era como mi padre también, lo siento mucho — digo.

—Ambas perdimos a un padre hoy — dice.

Me extiende los brazos y respondo el abrazo.

Se sentía como si el corazón me lo estrujaran una y otra vez.

Llegamos a casa subí a mi habitación el día ya había sido bastante largo y pesado.

Quería apagar mis emociones, mis pensamientos, quería dejar de sentir.

JUEGOS DE SEDUCCIÓN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora