— ¿Que haces aquí? —le pregunta Izan y trato de mantenerme al margen de la conversación.
— Hice las pruebas de atletismo...
— No —la corta Izan y doy un respingo por lo fuerte que sale su voz— ¿Qué haces en esta universidad?
— Allá ya no había nada para mí —responde Isabella con la voz un poco más clara después de carraspear.
Izan, a pesar de estar tenso baja la mirada hacia mí.
— Hase —su voz se torna más suave— ¿Lista para irnos?
— ¿Hase? —ella arruga el ceño—. A mi nunca me pusiste un apodo- murmura Isabella haciendo que Izan la mire.
— A ti no te quería como la quiero a ella.
<Está mintiendo, está fingiendo>
Sus palabras cargadas de veneno hacen que los ojos de la pelinegra brillen por las lágrimas que se asomen.
Ella, al sentir que está quedando vulnerable se hiergue y se acerca un poco a nosotros, Izan pasa un mano al rededor de mi cintura y me acerca más a él, Isabella no tarda en poner la vista en su mano pero sacude la cabeza y estira una mano en mi dirección.
— Por lo visto no nos conocemos por completo. Soy Isabella Harries, la ex novia de Izan —su tono de voz es duro, como si estuviera marcando territorio.
Le tomo la mano y siento como la aprieta más de lo que se debería, pero no me dejó y le devuelvo el apretón con la misma fuerza.
— Sofia Johnson, y soy la novia de Izan —le sigo el juego y en sus ojos pierden el brillo amable que tenían en los vestidores y es remplazo por algo que conozco a la perfección.
Rabia y un poco de celos.
Suelta mi mano como si mi tacto le quemase y mira a Izan.
— ¿No que no te gustaban las castañas? —dice mirándome ahora de arriba a abajo con su voz cargada de veneno.
Como ya dije, es un poco más pequeña que yo pero mi postura firme hace que me vea un poco más alta.
<Gracias pero no necesito que nadie más se meta con mi físico>
— Bueno, al parecer soy su excepción —le digo—. Y el color de cabello es irrelevante, mientras no te sean infiel no veo problemas —mis palabras son un ataque bastante claro, haciendo que ella abra un poco los ojos.
No le doy tiempo a responder y me giro hacia Izan.
Su rostro sereno automáticamente me mira y yo le sonrió
— ¿Nos vamos?
Lo veo asentir y pasamos junto a Isabella sin siquiera mirarla con dirección a la salida.
El transcurso hasta mi casa es completamente en un silencio incómodo. Incluso, cuando llegamos a mi casa me bajo del auto y entro sin dirigirle la palabra.
Cierro la puerta trás de mí, apoyo mi cabeza en ella y suelto un suspiro cargado de un sentimiento que no se reconocer.
Toda inseguridad que pude tener por la llegada de Isabella se escurre como agua. No voy a soportar más los berrinches de Samantha como para soportar ahora los dramas de ex celosa de esta chica.
<Para cuando logro quitarme una piraña de encima llega una arpía>
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Espejos grises
RomanceElla iba distraída en el pasillo y no se dió cuenta que estaba por chocar con alguien. El iba con mirada perdida y no se dió cuenta que alguien caminaba hacia él. Ella es una lectora que le gusta correr (por muy raro que suene) El es un armador que...