capítulo 5

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Cuando me despierto hago la rutina de mañana de todos los días, nada cambia. Lo único que cambia es el horario de las clases lo que hace que este de buen humor porque tengo que ir con el equipo de atletismo hoy.

Antes de llegar a los vestidores para cambiarme la ropa y ponerme la deportiva pego un respingo cuando una mano se ciñe a mi muñeca deteniéndome en medio del pasillo. Preparo la palma de mi mano en caso de que tengo que abofetear a alguien y cuando me doy la vuelta veo a Leo y suelto un suspiro, no se si es de alivio o de que más podría serlo.

— Me asustaste —le sonrío y guardo con disimulo mi mano detrás de mi espalda.

— ¿Quién creías que era princesa? —me pregunta con una sonrisa.

Y allí está ese apodo de nuevo.

— Nadie ,solo me asusté. No te esperaba —le digo concentrándome en el y bloqueando cualquier otro tipo de pensamientos— ¿Para qué me buscabas?

— Ah, es que hoy los del equipo decidimos hacerle la prueba al nuevo para ver si es un buen armador, no es la gran cosa solo será un partido entre nosotros. Quería saber si te apetecía venir.

— ¿Puedo invitar a Lucia? —digo y Leo hace un gesto que me da a entender que no le emociona mucho la idea— ¡Por favor! Además, Alejandro es su hermano y el también es parte del equipo, a lo mejor quiere ir a verlo jugar —trato de convencerlo y logro mi cometido cuando lo veo suspirar y asentir con resignación— ¡Gracias! Prometo tratar hacer que se controle un poco aunque sea.

A Leo no le agrada del todo Lucia a pesar de que ella sea hermana de uno de los miembros de su equipo. Cada que puede me recuerda que no le parece muy atractiva la idea de que me junte con ella, según el es una mala influencia para mí y no quiere que me contagie con sus malos hábitos.

Lo veo estúpido, no es como si yo fuese una niña pequeña para que decidan por mi con quien puedo juntarme, lo de "la mala influencia" es solo una excusa para no decir directamente que no la tolera. Igualmente, siempre le recuerdo que ella es mi amiga desde la secundaria y que no pienso alejarme de ella, lo que hace que siempre terminamos en una discusión porque según el lo dice por mi bien y yo no lo veo de esa manera. No veo mal que se preocupe por mí pero ya estamos grandecitos y sé que Luci nunca me haría daño.

No me abofetearía si hago una estupidez pero nada más.

— Bueno vale, ahora apresúrate, no quiero que llegues tarde a clase por mi culpa —dice refiriéndose al equipo, se acerca y me deja un corto pico en lo labios para darse la vuelta y dejarme sola en el pasillo así que yo también doy media vuelta.

Entro a los vestidores, me cambio rápidamente y voy hacia la pequeña pista que usamos para entrenar donde ya se encuentra todo el equipo junto con el entrenador.

— Pero mira quién llegó —saluda la irritante voz que conozco muy bien.

<Ay no ya apareció esta loca>

— Hola Samantha —digo para pasarle de largo y empezar con el estiramiento que hacemos siempre antes de correr.

— Dime una cosa —se acerca contoneando las caderas un movimiento que ella piensa que se le ve "sexy"— Mi leoncito... —y allí está el apodo que ella misma le puso a mi novio— ¿No ha preguntado por mi? —dice de forma incocente pero con la clara intención de provocar.

<No ¿Por qué debería?>—pienso pero al final opto por hacer lo que siempre hago: ignorarla y no caer en sus provocaciones.

Menuda infantil.

Está por volver a hablar cuando el silbato del entrenador nos hace posar la vista al frente.

— Buenos días estudiantes, espero que hayan disfrutado sus vacaciones porque este último año, cómo ya muchos de ustedes saben pero quizás otros aún no, se realizará la competencia de los 10,000 metros, en la cual solo uno de ustedes va a participar para representar está universidad —dice el provocando que una ola de murmullos ataque mis oídos.

Espejos grises Donde viven las historias. Descúbrelo ahora